Postrimerías
Ignacio F. Garmendia
Un drama
Desde la Castellana
NO son muchos los contactos que he tenido en mi vida con Pedro Pacheco, alcalde de Jerez que lo fuera a lo largo de veintitantos años, largo periodo que, como ya he escrito en otras ocasiones, lo dejó sembrado de muchas cosas buenas e importantes por la ciudad de Jerez y sin duda merecedor de un reconocimiento que el devenir de la política no le ha dado. Al menos, todavía. Pues me encontré con Pacheco hace unos días y me saludó con un afecto que nuestras relaciones no merecen y, sobre todo, con una cordialidad impropia de quien ha recibido de mi pluma casi toda clase de críticas en cuanto al perfil político del personaje se refiere. Lo que puede indicar que le importan un bledo estas críticas o que se siente muy por encima del bien y del mal de los mortales.
Pero tuvo el tiempo justo en ese breve encuentro de reír la exagerada petición de la fiscal por el caso que se sigue contra él por prevaricación, malversación de caudales públicos y falsedad en documento. Se mostró tranquilo y exteriormente relajado. Seguramente con razón. Pero contemos de qué va esto, porque nadie en su sano juicio puede sonreír y dormir tranquilo cuando una fiscal te está pidiendo una pena de diecisiete años de cárcel. Por una denuncia del PSOE, Pacheco está en juicio y después de la primera vista, Virginia Alonso, que así se llama la fiscal, ha realizado esta exageradísima petición de pena. Al final, la prevaricación, la malversación y algo más se resume a dos casos de "enchufismo" con otros dos personajes que también están enjuiciados.
¿Alguien puede imaginar que si el Juez le declarara culpable de los delitos que se le acusan, Pacheco pudiera ser condenado a tantos años de cárcel? Estamos equiparando en la condena a un político que en el ejercicio de su cargo comete una trapisonda con un terrorista, o con un asesino, o con un delincuente con delitos de sangre. Ya se ve que no es comparable, pero no hay que irse muy lejos para recordar casos de políticos que están en nuestra memoria. ¿Pueden condenar a Pacheco cuando se van de rositas gentes como Camps, Manolo Chaves, Antonio Fernández, Pepe Blanco y muchos otros cientos de políticos que nos han dejado la nómina y el prestigio de todos ellos por los suelos?
He leído en la edición digital, ahora mismo, que Pacheco le echa la culpa a Pilar Sánchez y "su compinche" de denuncia falsa. Y arremete contra la fiscalía de manera inmisericorde. A Pedro le va la marcha y hace bien, porque lo que si parece siempre es tranquilo de conciencia. Hay comentarios, en la edición digital que señalo, muy graves contra Pacheco, pero son anónimos y muy flojos de contenido y por lo tanto carecen de argumentos acusatorios. Pero Pedro siempre está en la cresta de la ola, siempre ofrece un titular de periódico (ya ha salido por toda España la primera petición del fiscal de 22 años de cárcel por un error del Juzgado y eso sí que es un gravísimo atentado contra el honor de Pacheco) y siempre se enfrenta al potencial enemigo. Pero las artes de la política son más sutiles que la valentía de algunos gallos de pelea, por mucho que les vaya la marcha. Pedro Pacheco merece un reconocimiento y una estatua en la ciudad, aunque acabemos llevándola a la puerta del Penal.
adaroca@nortideas.com
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