Juan Garrido

Paco ‘El Gasolina’, un aficionado de los auténticos

El flamenco jerezano ha perdido este viernes, 23 de julio y al amanecer, a uno de sus más dignos aficionados: Paco Casares Cobos ‘El Gasolina’. Ha sido una noticia triste porque a este cantaor se le quería por su nobleza e integridad, por defender siempre los valores del respeto hacia los demás. Nació y murió en su barrio de La Plazuela, y hubiera cumplido este mes de agosto 72 años.

Era uno más del paisaje cotidiano del barrio de San Miguel y, más concretamente, paseaba hasta hace unos meses (cuando se le complicó la enfermedad detectada anteriormente y que lo ha llevado al terrible desenlace) por esas calles Cerro Fuerte, San Justo y Pavía, cerquita del Cristo de la Expiración.

‘El Gasolina’ tuvo fama por mantener los estilos más singulares de ‘El Chozas’, como esas bulerías de ritmo trepidante y anárquico que, al ser cantadas, parecían capotazos del mejor torero. Era buen aficionado en la mayor extensión del término, perdiendo pie por Manuel Agujetas, al que siguió hasta sus últimos momentos yendo a visitarlo incluso a su casa de la carretera de Chipiona en varias ocasiones.

No habría que olvidar su gran amistad con Diego Rubichi, con quien compartió ratos de intimidad y cante por derecho de los que hacen crujir los techos. Fueron muy amigos. Ambos compartieron noches de juerga, así como la grabación del disco ‘Nueva Frontera del Cante de Jerez’, publicado en 1973 con el sello RCA y bajo la organización de la Peña Los Cernícalos, contando con la colaboración de la Cátedra de Flamencología y Radio Jerez (SER). También formó parte de ese grupo titulado ‘El Tabanco’ de la peña decana de la provincia, siendo recogido uno de esos directos en el disco ‘Flamenco en los tabancos de Jerez’ publicado en la serie Flamenco y Universidad.

No se dedicó profesionalmente al cante como tal, sí aprovechaba cualquier circunstancia y oportunidad para subirse a los escenarios o ganarse algunas perritas chicas con su leco. Caso de la Feria de Sevilla, en la caseta número 74 de la calle Joselito ‘El Gallo’, donde acudía cada año con el propio Rubichi, Monea, El Chusco, Mateo Soleá… cada uno con su particular sello.

En los últimos años compartió buenos ratos en la Peña La Bulería, con José Peña ‘El Morito’, Diego Gallardo ‘El Pijo’ o Alfonso Carpio ‘Mijita’. Conformaron el grupo Plazuela Jonda. De ahí llegó a participar en la Fiesta de la Bulería del año 2016, en la cuadragésimo novena edición, con el Arte Añejo que propuso la Federación Local de Peñas.

Lo recuerdo, también, en las excursiones con los socios de la Peña Colchonera jerezana, de la Cruz Vieja, o en una tarde de invierno en un estudio de grabación de El Puerto de Santa María, escuchando y metiendo jaleos en la soleá dedicada a María Bala en el segundo disco de la trilogía ‘Quimeras del Tiempo’ de Ezequiel Benítez.

Editó en 2019 su disco Vivencias, junto a Domingo Rubichi y sus gente de siempre a las palmas con la única pretensión de dejar algo ahí para el disfrute de quien quisiera saborear un cante con la experiencia que dan las noches en tabancos, fiestas en la Asunción (barrio al que se trasladó con su mujer Cantarota) o reuniones con plazoleños de siempre. Por cierto, Paco también mantuvo los cantes de su suegro Cantarote con un ángel especial. Este pasado Festival de Jerez, en el Tabanco El Pasaje, se le rindió homenaje colocando una foto de su rostro en las ensoleradas paredes de este céntrico rincón. Él no pudo asistir por sus malestares, pero sí lo hicieron su hijo Paco y su nieto David.

Ayer, a las 11.30 horas, despedíamos en el Tanatorio de Jerez a Paco. Allí no había demasiada gente, también es lógico por las medidas impuestas para evitar contagios, pero estaba su familia y Pepe ‘El Zorri’, más que su amigo, su hermano. Con lágrimas en los ojos, este veterano bailaor veía marchar a uno de los que quedaban de una generación ya en horas bajas. Descanse en paz.

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