Javier Benítez

Queridos Reyes Magos

Descanso dominical

Todo brotó a lomos de una emoción que ahora quiero compartir con la ciudad entera

02 de octubre 2022 - 01:34

Qué ganas tenía de escribiros esta carta. Han sido unos días de locos, una maravillosa locura. No os podéis creer lo que ha pasado. Qué tontería, ya lo sabréis. Pero necesito contároslo con todos los detalles. De repente, me ha venido a la mente aquel piano rojo que tanto me gustaba, el perchero que tenía la forma de la pantera rosa, el triciclo y los muñequitos de Epi y Blas. Los primeros Reyes de los que tengo recuerdo…

En Lanuza 28, principal derecha, os lo currabais mucho. Pero mucho. Jamás he vuelto a ver tantas serpentinas y papelillos en un espacio tan reducido como el salón de casa. Desde el pasillo parecía que había entrado por los balcones un huracán de colorines y caramelos, como si la cabalgata con todas sus carrozas hubiese pasado por allí derramando ese arsenal a su paso. Pero no podía ser, mi hermana y yo no os escuchábamos nunca. Ni siquiera de más mayorcitos. El ritual era siempre el mismo. Nuestra habitación estaba al fondo de la casa, entre la cocina y el baño; uno de los dos se armaba de valor y asomaba la nariz por la esquina del corredor…en busca de una señal. Si lográbamos atisbar una pincelada de color es que ya. Y como caballos de carreras, aporreando todas las puertas, gritando, brincando, íbamos al encuentro de la magia.

Han pasado muchos años. Treinta y cinco, cuarenta, qué más da. Y ahora aquí me tenéis. Jerez, mi ciudad, me ha concedido el más grande, extraordinario y bello privilegio que puede imaginar alguien nacido o criado en esta bendita tierra. ¿Estáis viendo el cariño de la gente? Es impresionante. No lo voy a olvidar en mi vida. Y esto solo acaba de empezar. A Berta le hemos explicado que papá va a ser "ayudante" de los Reyes este año; a María, Rocío y Lucía, también. Están locas. A mis sobrinas mayores, Carlota y Daniela, no ha hecho falta. Ellas ya saben que los Reyes, en ocasiones, necesitan que nos movamos (doblar la espalda, arrimar el hombro, echar una mano), y son también perfectamente conscientes de que los Magos solo son Melchor, Gaspar y Baltasar, y los demás únicamente somos eso, "ayudantes". Pero eso lo sabe todo el mundo ¿verdad? El honor es infinito, el privilegio, inabarcable. Cuando hace unos días, septiembre ya se estaba despidiendo, me llamaron de altas instancias para darme la noticia, supe que era un antes y un después. Mi familia, mi niñez, mi vida. Todo brotó a lomos de una emoción que ahora quiero compartir con la ciudad entera.

Mamá, papá, gracias por hacerme creer siempre en los Reyes Magos, gracias por inculcarme esa ilusión indestructible. Los Reyes Magos existen, siempre lo he sabido; y ahora lo llevo escrito en el alma. Os espero en la carroza.

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