Jesús Benítez
David Gilmour, alma viva de Pink Floyd
Para Ghita Ionescu, los populismos no son una filosofía o una ideología sino una mentalidad que actúa como aditivo o colorante. Por eso, los populismos abarcan todo el espectro político. Siempre me ha parecido muy acertada esa puntualización pues ayuda a clarificar algunos análisis políticos.
Una de las ventajas de la matización del citado autor es que puede ser extensiva a otros fenómenos y circunstancias, como sería el de si denominamos o no a un régimen como dictadura, algo que en estos días se le ha preguntado a miembros del Gobierno en relación con Cuba. Todos, sin excepción, se han salido por la tangente; como mucho, Pedro Sánchez ha declarado que no es una democracia. Por su parte, Nadia Calviño, la ascendida a vicepresidenta primera, se ha escaqueado afirmando que poner etiquetas no es productivo, mientras que sus compañeros ministros del ala socialista no han cesado de insistir que España es una democracia, como Isabel Rodríguez, la nueva portavoz. Vamos a ver, ¿no es esto poner una etiqueta al sistema político español, en este caso positiva? Los de UP no han sido menos huidizos a la hora de pronunciarse, literalmente hablando, como Ione Belarra, escondiéndose de periodistas; o Yolanda Díaz, apelando a que los estándares de qué es una democracia los marca la ONU, tergiversando el contenido socrático del solo sé que no sé nada; o Irene Montero, derivando la respuesta al bloqueo que sufre la isla y a que es un país hermano de España, cuando esa no es ni por asomo la cuestión a tratar. Las dictaduras pueden ser tanto de derechas como de izquierdas, porque son una mentalidad, un aditivo o un colorante más allá de toda filosofía o ideología.
En plan metafórico: da igual que la bota que te pisa el cuello y te asfixia, con riesgo de ahogarte, sea la del pie izquierdo o la del derecho. Todas son inaceptables. Por esa razón, se puede tener una definida tendencia política y rechazar por completo cualquier régimen coherente con nuestro pensamiento pero que adopta, se muestra y ejerce el poder de manera dictatorial, no solo el que no es compatible con nuestro ideario. Dicho todo esto, me pronuncio: Cuba es una dictadura y la vienen sufriendo sus ciudadanos desde hace más de seis décadas, con un proceso que recuerda a Rebelión en la granja, que escribió George Orwell, en 1945, quien siendo de izquierda se atrevió a criticar a los soviéticos. Esta obra debería ser de lectura obligada en el Consejo de ministros.
También te puede interesar
Jesús Benítez
David Gilmour, alma viva de Pink Floyd
En tránsito
Eduardo Jordá
Resurrección
La esquina
José Aguilar
Que Sánchez mueva el culo
Su propio afán
Enrique García-Máiquez
Política de proximidad
Lo último