Regate corto

Rivera ha logrado lo que Pablo Iglesias lleva cinco meses tratando de conseguir sin ningún éxito

La propuesta de Albert Rivera de facilitar la investidura de Pedro Sánchez a última hora ha producido una natural diversidad de opiniones en las gradas. Desde los que afirman que lo que hace el líder de Ciudadanos está fatal, pasando por los que recuerdan que ya se lo aconsejaron, aunque ahora es tarde, o no es tarde, y acabando con quienes lo ven como un movimiento político colosal.

Yo podría apuntar que ya apunté que Rivera tenía que ofrecer a Sánchez un pacto condicionado, pero fuimos tantos que tampoco voy a adornarme mucho con eso, y menos voy a lamentar que entonces no me hiciese caso, y ahora sí. Sería muy torpe por mi parte refunfuñar y no ver por eso el acierto de la medida de Rivera y también de sus tiempos.

Por supuesto, al haber esperado tanto, ya no es la medida de gran política que soñábamos al principio, sino un regate corto de táctica electoral, pero qué buen regate.

Con un solo movimiento, Rivera ha logrado lo que Pablo Iglesias lleva cinco meses tratando de conseguir sin ningún éxito. Que se traslade a la opinión pública que la culpa de una vuelta a las urnas será exclusivamente del capricho de Pedro Sánchez de darse un baño de papeletas. O todavía peor: por su empeño en subirnos los impuestos. O peor aún: por sus ganas de conchabarse con los nacionalistas. O lo peor de lo peor: por no querer romper su pacto con Bildu en Navarra.

Si vamos a elecciones, ya sabemos por qué sin género de dudas. Por quién. Y eso tendrá un efecto inmediato en los votos, quizá; pero un indudable efecto retardado. Si el resultado electoral deviene -como sospecho- inútil y no altera en nada sustancial las necesarias combinaciones y pactos entre partidos, la factura de tanto esfuerzo vacuo se le pasará íntegramente a Sánchez.

Además, este movimiento de Rivera le ha quitado mucha presión a Pablo Iglesias con lo que éste podrá encarar muy reforzado una hipotética segunda vuelta de negociaciones. Reforzado quizá doblemente, si no hay hundimiento catastrófico de Podemos. Porque los votos que tenga serán votos que apoyan su gestión de estos meses y porque Sánchez será el que nos abocó a la nueva ronda. Tan beneficiado sale Iglesias del regate de Rivera que uno tiene la sospecha de que se han hecho la pared. Lo que no tendría nada de extraño si la intención que late tras la nueva convocatoria de elecciones es un intento de resucitar el bipartidismo. Hay partido. Hay partidos.

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