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la esquina

José Aguilar

Rubalcaba, empujado

HA pasado a cuenta de Bankia y la reforma del sistema financiero, pero podía ocurrir con cualquier otro asunto de enjundia: Rubalcaba se ha visto desbordado por sus diputados y ha tenido que reconducir sus posturas hacia una zona de mayor enfrentamiento con el Gobierno.

No fue casual, ni mucho menos, que la reunión del grupo parlamentario del PSOE destinada a analizar estas cuestiones fuese la elegida por quien le disputó la secretaría general socialista, Carme Chacón, para salir de su discreto mutismo y defender lo contrario que Alfredo Pérez Rubalcaba. Chacón llegó a ponerse pomposa al proponer que el partido exigiese al PP una "comisión de la verdad" sobre la crisis de Bankia, una expresión que se reserva para los grandes esclarecimientos históricos de genocidios, torturas y guerra sucia.

Le habría bastado con defender una comisión parlamentaria de investigación sobre la gestión de Bankia, que ya es importante por sí misma sin necesidad de tanta solemnidad impostada. En fin, se salió con la suya, y Rubalcaba tuvo que cambiar de opinión y demandar la comisión investigadora que el Gobierno Rajoy rechaza, y rechazará hasta el final, alegando que ahora no es el momento de hacerla , en plena turbulencia, cuando el objetivo prioritario es salvar al banco y darle estabilidad a todo el sistema financiero. Lo cual abre la vía para el argumento que en el futuro completará el discurso: cuando todo esté en orden o encauzado, ¿para qué vamos a investigar?

A Rubalcaba le están acusando parte de los suyos de no plantearle a Rajoy una oposición contundente. Incluso le achacan un ataque de responsabilitis (exceso de responsabilidad) que raya en la blandenguería, como si actuar con conciencia de la extrema gravedad que atraviesa el país y con sentido de Estado fuera una patología. Por edad y convicción, por formación y por venir de donde viene, Rubalcaba está abocado a rehuir la tentación de la demagogia y no responder, a los pocos meses de dejar el poder, a las dificultades de Rajoy con la misma moneda con que Rajoy pagó a Zapatero tras varios años dirigiendo la nación: sin arrimar el hombro, negándole el pan y la sal y dejándolo caer al boicotear sus iniciativas más perentorias e impopulares.

También entra en el terreno de lo normal que Chacón haga acto de presencia después de perder el liderazgo socialista por 22 votos y empiece a recorrer un camino que ya está escrito, el de las primarias de las que saldrá el candidato del PSOE a la Presidencia del Gobierno en las siguientes elecciones generales, que nadie sabe cuándo serán. Rubalcaba es un líder con fecha de caducidad. Eso no quiere decir que vaya a aceptarlo sin luchar. Y mucho menos antes de tiempo.

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