El balcón
Ignacio Martínez
Sota de Espadas
Jerez/Hasta hace bien poco, la Iglesia Católica durante siglos para que una persona fuese declarada Siervo de Dios, Venerable, Beato y Santo, recogía una serie de datos que eran sometidos a una escrupulosa investigación sobre la persona presentada y estos documentos eran entregado a la Congregación para las Causas de los Santos. Entre las muchas exigencias de esta Congregación estaban principalmente los milagros. Estos eran sometidos por un rigurosísimo proceso para validar la veracidad de los mismos, en los que intervienen, incluso, investigaciones médicas y científicas.
Para los jerezanos que tuvimos el gozo de conocer e incluso compartir con el Hermano Adrián del Cerro Sánchez grandes afectos y profundas admiraciones, siempre estuvimos convencidos de que entre nosotros teníamos un santo.
Muchos teníamos la idea de que para ser santo debía estar totalmente entregado a Dios y rezando todo el día, pero después de comprobar, que junto a su profunda religiosidad, estaba entregado de cuerpo a las personas enfermas y más necesitadas, tuvimos la total convicción que el Hermano Adrián era un Santo del siglo XXI.
Sus milagros diarios, eran emular los milagros de Jesús, multiplicando y transformando las limosnas que recogía en alimentos, recibos de luz y agua, y de todo aquello que beneficiasen a los muchos jerezanos que acudían pidiéndoles ayudas.
Existe mayor milagro, en estos tiempos, que los que realizaba diariamente el Hermano Adrián, cumpliendo fielmente con las palabras de Jesús: “Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me recibisteis; estaba desnudo, enfermos, y me visitasteis…….Mt. 25: 35-40
Los muchos jerezanos que somos testigos y beneficiados de sus habituales milagros, tenemos plena confianza en la pronta canonización del Hermano Adrián, aunque la Congregación de la Causa de los Santos deben saber, que los jerezanos agradecidos, hace tiempo los tenemos en el altar de nuestros corazones.
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