La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

El Señor en Santa Teresa y J. M. Sánchez

Que la visita del Señor, que tantos bienes procura, sirva también como definitivo reconocimiento de Juan Miguel

Cuando el Señor del Gran Poder entró en la parroquia de Santa Teresa, dando color de nueva vida a las fotografías en blanco y negro de su estancia allí en 1965, pareció que lo recibían, como si sus sombras protectoras se desplegaran sobre los muros de la iglesia, la Esperanza Macarena y la Virgen de los Ángeles. Porque en las magníficas pinturas murales de Juan Miguel Sánchez (1900-1973) algo hay de su extraordinario cartel de 1931 dedicado a la Macarena con el lema "Luz y gracia de Sevilla" -la cumbre, junto al de Carmen Laffón de 1983, del cartel de Semana Santa-, y mucho, muchísimo, del extraordinario conjunto -manto, saya, palio, respiraderos, corona: un alarde de creación integral como no se conocía desde los años macarenos de Juan Manuel- que diseñó entre 1958 y 1964 para la Virgen de los Ángeles, justo, no casualmente, mientras creaba los tan parecidos frescos de la parroquia de Santa Teresa que terminaría en 1961.

Cuando el Gran Poder estuvo allí en 1965 no se entendían bien estos frescos de Juan Miguel Sánchez, al igual que no se entendió el conjunto del palio de la Virgen de los Ángeles cuyo aprecio, confesémoslo, costó años. Tenemos los sevillanos muchas deudas pendientes con este pintor, uno de los discípulos favoritos de Gustavo Bacarisas. Algunas nunca podrán saldarse porque casi todas sus obras para bares, comercios y cines, hechas en colaboración con Manuel Gómez Moreno, su socio en Decoración Sánchez-Gómez, fueron destruidas: casos de las decoraciones del Bar Plata de Martín Villa, la fachada del Banco Vitalicio de España en Plaza Nueva, Fillol, el salón de actos de Radio Nacional de España, la Bella Aurora, Almacenes Íñiguez, el Bar Laredo o el cine Bécquer. Otras deudas sí pueden saldarse reconociendo el mérito, originalidad y rareza de este pintor que fue rechazado por moderno por la Sevilla tradicional de los años 50 y 60 a la vez que la Sevilla moderna lo rechazaba por anticuado cuando lo que hacía era reinterpretar el Art Decó de sus inicios. Como bien dijo el historiador y pintor Fernández Lacomba, el palio de los Negritos "bebe de la estética de los años 20 y 30 y aunque se estrenó en los 60 es como si estuviera diseñado desde antes". Lo mismo puede decirse de los bellísimos murales de Santa Teresa. Que la visita del Señor, que tantos bienes procura y procurará, sirva también para que Sevilla haga definitivamente justicia a su autor.

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