EL PSOE tras su Congreso de Valencia que llaman de la unidad, se declara más socialdemócrata que nunca, más verde, feminista y siempre defensor de un modelo federal de Estado, esta vez con un matiz nuevo: abandona una plurinacionalidad que nunca ha sabido explicar, ni aclara cuantas naciones la conforman, para ahondar en la multilateralidad de los territorios, que viene a ser el mismo lobo feroz disfrazado de una caperucita igual de roja. Como el PP, que lleva tres décadas viajando al centro y que ha comprado buena parte del discurso de la izquierda, el PSOE tiene que reafirmar su socialdemocracia por argucia o mala conciencia de su radicalización en muchos asuntos que lo dejan dispuesto a justificar al peor comunismo o a coaligarse con el separatismo racista cuando no criminal.

La socialdemocracia del PSOE es una portada de papel cuché donde el estatalismo exagerado, la fiscalidad confiscatoria, el gasto sin control en políticas inútiles y el desparrame sin mesura de la deuda lo aleja de la ortodoxia europea de las políticas socialdemócratas, también en crisis. Lo de Verdes no deja de ser otra etiqueta vacía. Con algunas profecías apocalípticas del cambio climático a ver quien es el guapo que no se sube al carro. Una cosa es la conciencia del cuidado del planeta y otra muy distinta las políticas verdes, que suelen ser artimañas del marxismo más viejuno. En lo de feministas tienen el alma dividida entre quienes se apuntan a la tradicional lucha de la igualdad que con tanto éxito desplegaron hace años y este nuevo feminismo de género en el que un sexo pretende anular al otro, memoria de la vieja aspiración de la dictadura del proletariado. Ninguna idea nueva, ningún proyecto de país más que la unidad del partido, el concilio obediente de la Tribu. No les queda más remedio. Sánchez los ha matado a todos.

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