Entre paréntesis

Rafael Navas

rnavas@diariodejerez.com

Vender el caballo

A pesar del año tan difícil que hemos vivido, hacer sólo balances triunfalistas puede resultar engañoso en Jerez

El Gobierno municipal está lanzando públicamente desde hace días los balances de sus delegaciones municipales, en los que entona siempre, sin excepción, desde el económico al social o hasta el medioambiental, un mensaje triunfalista. Es cierto que este ha sido un año difícil, que nada ha sido gratis para nadie y que todo lo que se haya hecho es poco. Pero de ahí a decir, por ejemplo, que la limpieza "ya no es un problema en Jerez" o que 2020 ha sido "el año del impulso a la recuperación del casco histórico de Jerez" es un poco exagerado.

Habría bastado con decir, con moderación, que no se han dado pasos atrás, que ya es bastante. Pero con tantas evidencias por solucionar todavía, no resulta convincente aparecer tan sobrados. Un poco más de humildad, por favor.

No es nada nuevo. Nadie conoce a un gobierno o institución pública que cuando hace públicos sus balances, sus cuentas o sus cifras admite que la cosa va mal. El año 2020 no fue precisamente bueno, así que resulta especialmente sorprendente que las lecturas que se hagan de un ejercicio en el que a nadie extrañarían unos malos datos sean hasta cierto punto tan triunfalistas como si hubiese tocado el Gordo de la Lotería en la ciudad. Pasó el del Niño el pasado miércoles, pero se diría que de refilón y no para tirar cohetes en sintonía con lo que apuntamos. A Jerez le hace falta, además, algo mucho más que el premio grande de la lotería para salir de su situación de crisis, agravada por la pandemia.

Hay que afrontar 2021 desde el optimismo, por supuesto, pero nunca dejándose llevar por una falsa realidad que persiga un beneficio político electoral. Volviendo a los ejemplos anteriores, la percepción de la limpieza en las calles de Jerez no deja de ser algo subjetivo, dentro de las medidas que se hayan adoptado para mejorar este servicio. Y de la misma forma que hay zonas en las que se puede decir que ha mejorado, en otras sigue habiendo auténticos ejemplos de abandono y dejación tanto por parte de la concesionaria como de los propios ciudadanos. Por tanto, no se pueden lanzar las campanas al vuelo. Si la concesionaria funciona, cosa de la que nos alegramos, la concienciación ciudadana no, y está claro que algo falla y todo va en el mismo saco. El mismo mensaje se puede extraer de otras áreas, en las que Jerez, en sintonía con muchas otras ciudades similares, ha vivido un año complicado. La cuestión es si el vaso está medio lleno o medio vacío. Que una ciudad con la deuda casi perenne de Jerez siga adelante es casi un milagro en estos tiempos. Pero de ahí a hacer ver que vivimos en un vergel, hay un ancho trecho. Estamos en una época en la que sobrevivir ya es mucho.

Seamos conscientes de lo que tenemos, vayamos paso a paso. Sin alharacas. Sembrando semillas para el futuro, pero sin engañar. La ciudad en la que vivimos viene de tiempos difíciles antes de la pandemia. Sólo desde esa realidad podemos construir un futuro, aún incierto, en el que seguir creciendo. A no ser que se trate de hablar bien del caballo a ver si nos lo compran.

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