Programación Guía de la Feria de Jerez 2024

Es esta una especie que ha aflorado de forma especial con la crisis sanitaria que estamos viviendo. Abundan los y las que lo han visto todo con antelación y con una clarividencia tal que no me explico cómo no llevan ya semanas de reclusión. Para ellos y ellas todo se ha hecho tarde y mal, algo que puede que sea cierto, pero que de nada sirve lamentarse en la actualidad. Cuando los he escuchado, he llegado a elogiar su capacidad visionaria y me han acusado de sarcástico. Nada más lejos: siento sencillamente que los confiados, entre los que me reconozco, tenemos mucha menos capacidad de anticipación. A mí, la verdad, estos comportamientos me hacen recordar cosas de mi infancia que, con la perspectiva del tiempo, resultan más jocosas que dolorosas. Me refiero a la recurrente expresión que mi padre usaba cada vez que yo hacía trastos, algo que parece ser que era frecuente: manazas que era uno. Una vez hecho el estropicio, él solía exclamar con enfado que «lo estaba viendo». No hace falta explicar cómo me sentaban aquellas palabras. A mí y también a mi hermana, Charito, que me precedía en edad y que, en una ocasión, se atrevió a responder y dijo lo que yo no había sido capaz: «Pues, si lo estabas viendo, podías haber avisado». De verdad que no recuerdo cómo concluyó el incidente, pero imagino que nada bien, dado el incuestionable principio de autoridad imperante en aquella época. Pero sea esta amable mirada hacia atrás la única que encuentren entre estas palabras. Porque, personalmente, preferiría que todos mirásemos al presente de la manera más positiva. Un presente -y también un futuro- que se ha de vivir con toda la responsabilidad, solidaridad y serenidad que podamos tener. Muchas muestras hay de que somos capaces de hacerlo. También las hay contrarias, pero hoy solamente quiero subrayar las primeras con mi deseo de mucha salud para todos.

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