Entre paréntesis

Rafael Navas

rnavas@diariodejerez.com

Volver a empezar

La naturaleza humana no tiene límites. La pandemia que aún no ha acabado nos ha demostrado nuestras debilidades pero también ha sido un motivo para descubrir fortalezas que no conocíamos. Hemos aprendido a valorar cosas pequeñas y sencillas que antes pasaban desapercibidas ante nuestros ojos. Y a mostrar un espíritu de superación ante las dificultades y una generosidad hacia el prójimo que ha quedado reflejada en la tarea diaria de muchos colectivos profesionales que ahora parecen un tanto olvidados.

Hay muchas personas que, con independencia de la pandemia, siempre han plantado cara al mal tiempo con una sonrisa. Todos tenemos ejemplos. Podemos encontrar uno de ellos en la entrevista a Faustino Rodríguez que publicamos hoy. La suya es la historia de una vida de sacrificio desde niño, el salto a la fama y el éxito en su madurez y la lucha contra las dificultades a sus 75 años.

Ha visto todas las caras posibles de la existencia, los buenos y felices momentos y los más amargos pero en todos ellos su actitud vital ha seguido siendo la misma. Ha podido comprobar que la condición humana también tiene varias caras, la del interés cuando las cosas le fueron bien y la de la indiferencia cuando le vinieron mal dadas. Pero, a pesar de todo, y precisamente por su carácter, su teléfono sigue sonando y ha conservado a muchos amigos fieles que le quieren por ser como es y no por lo que tiene.

"Si te caes al suelo, hundido, ¿qué ganas con no levantarte?" Esta frase del propio Faustino lo resume todo. Después de casi perder un negocio que era bandera de la ciudad, de sufrir varias operaciones tanto de corazón como de cadera que casi le cuestan la vida y le mantuvieron fuera de lo que más le gusta, la calle, y sobre todo después de perder a una hija en la flor de la vida, no es fácil levantarse y seguir tirando para adelante como él lo está haciendo. Problemas de verdad que dejan los nuestros en simples anécdotas.

Tal vez lo más fácil habría sido arrojar la toalla, maldecir su mala suerte y acabar con todo. Pero él ha sido valiente y ha visto que a su alrededor existen muchas personas por las que seguir luchando, demostrando que, mientras haya salud, siempre es posible volver a empezar una nueva vida.

Antes y ahora, existen muchos Faustinos en Jerez que, habiéndolo perdido todo o casi todo, han afrontado nuevas etapas con ilusión y optimismo, incluso partiendo desde cero. Esas personas deben ser nuestros referentes cuando nos vengamos abajo o pensemos que todo está perdido.

Venía a decir al principio que la pandemia nos ha hecho más fuertes porque le vimos las orejas al lobo. Pero hay algo más. Paradójicamente, desde que vivimos el obligado confinamiento, nos ha abierto la mente para hacer cosas distintas, para crear nuevos mundos, en definitiva, para ser mejores en todos los aspectos.

Buen domingo y buena suerte.

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