Hay comparaciones que son odiosas; asumo el riesgo que ésta sea una de ellas. El periodista Herman Terscht ha sido condenado por la AP de Zamora, que confirma una sentencia de un Juzgado de 1ª Instancia por un artículo escrito en 2016 sobre el abuelo de Pablo Iglesias. En él tachaba a Manuel Iglesias de "miliciano criminal", por haber comandado en el Madrid republicano un grupo que se dedicaba a las "sacas", es decir, a la caza de civiles inocentes que terminaban en una checa, torturados en el mejor de los casos, o con un tiro en la cabeza y abandonados en algún paraje cercano. Manuel- continuaba el artículo-, fue detenido tras la guerra, condenado a muerte, conmutada por 30 años de prisión, de los que cumplió 5. El Tribunal condena al periodista por no contrastar una noticia copiada de otros medios, que toma como falsa al no aportar documentos que lo probasen. El abuelo de Pablo fue condenado por rebelión, no por asesinato. El quid de la cuestión está en atribuirle a Manuel un hecho tan grave como la de ser un asesino sin acreditar en el juicio la veracidad de la afirmación. Sin perjuicio de la distancia jurídica y procesal entre los dos casos, una concejal de IU en Jerez a principios de esta legislatura llamó en un Pleno, asesino a Pemán. En este caso, no se le atribuyó ningun delito concreto, se le llamó asesino sin más, lo cual es más grave, ya que a Manuel se le endosaba sólo el de un Marqués; a Pemán, parece que todos los de la Guerra y más. La familia denunció, molesta por una falsedad que atentaba a su honor, tan merecedor de auxilio como el de la familia Iglesias. Los Pemán no se han resarcido de una acusación tan terrible como los Iglesias. Si los Juzgados, imparciales, caen en estas contradicciones involuntarias, ¿qué no hará una politizada Comisión de la Verdad? Abusar de la memoria, me temo.

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