Ateo gracias a Dios

Quizás

20 de junio 2025 - 03:05

La mejor idea de marketing de la historia es probablemente también una de las primeras que tuvieron los más antiguos de nuestros antepasados. Al plantearse cuál era el sentido de su vida fueron igualmente pioneros en ser conscientes de los límites temporales de nuestra existencia y, en definitiva, de lo que significa la muerte. E incapaces de comprender el chiste, inventaron a los dioses. Una idea sensacional. Era la explicación a todo, servía para cualquier problema. Fuera lo que fuera, se trataba de la voluntad divina, y ese extraño ser, al que nunca nadie había visto, nos sabría consolar en las desgracias y premiar nuestra creencia en ellos con la promesa de un paraíso tras nuestras últimas palabras.

Puesto que la idea funcionaba y servía de consuelo, los humanos podríamos haber decidido compartirla, pero cada cuadrilla, de cada rincón, decidió tener sus dioses particulares. Y aunque todos hablaban de amar y ser bondadosos, comenzamos a matarnos entre nosotros por ver quien era el mejor de nuestros guías espirituales. Se estableció la verdad Universal de que habíamos sido creados por Dios, y se prohibió opinar que éramos nosotros quienes habíamos ideado a los dioses como respuesta a todo lo que no sabíamos explicar y a los miedos que nos atenazaban.

Muchos milenios después, poco ha cambiado de este panorama. Los humanos continuamos matando por Dioses y profetas a los que atribuimos alabanzas al amor y el perdón, pero que jamás aceptamos sino vienen de la mano de los nuestros. Desconozco en qué momento Jesús de Nazareth dijo que la Iglesia sólo podía ser gobernada por los hombres y nunca por las mujeres. No sé cuándo Mahoma estableció que era lícito matar a los infieles. No recuerdo en que página del Tanaj se encuentra la justificación a lo que está sucediendo en Gaza. Pero tampoco entiendo las razones de quienes creen que de ellos depende que se cumpla la voluntad de sus dioses. Si existiera vida más allá de la muerte, alguno de los muchos ateos fallecidos se hubiera preocupado de trasmitirnos su error. Pero tanto ateos, como creyentes, carecemos de pruebas irrefutables que confirmen nuestras tesis. Por lo que el eje del mundo continúa girando sobre dudas, y eso explica por qué en ocasiones, vivir maree tanto como lo hacen las viejas atracciones de feria.

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