Su propio afán
Enrique García-Máiquez
Política de proximidad
La Crestería
HEMOS pasado la barrera de los cien días para llegar a la ansiada fecha del Domingo de Ramos. El Miércoles de Ceniza no está precisamente a la vuelta de la esquina y toca esperar algunas semanas para comenzar a vivir los días cuaresmales. Creo que si los cálculos no me fallan son siete semanas para llegar a la Cuaresma. Espera cofrade que hará que muchos se muerdan las uñas. Pero también un tiempo de espera a la espera. Unas semanas para repasar y preparar.
Así que habrá tiempo para recordar la receta del arroz con leche y de los roscos de Semana Santa. Y habrá tiempo de sobra para echar un vistazo al altillo a ver qué tal está la túnica de la hermandad. Y sacarle brillo a los zapatos. La tintorería podrá esperar para la llegada del traje azul y botones dorados. Y así también habrá unos días más para encalar la fachada que da a la calle por donde van a pasar una, dos o tres cofradías en los días santos.
La Cuaresma tardía, o la Semana Santa lejana, nos propondrá más tiempo para atemperar los nervios. Unos días que se dilatarán para prepararnos aún mejor. Será que el mundo cofrade lo necesita para llegar preparados.
También te puede interesar
Su propio afán
Enrique García-Máiquez
Política de proximidad
La esquina
José Aguilar
Que Sánchez mueva el culo
En tránsito
Eduardo Jordá
Resurrección
Crónica personal
Pilar Cernuda
Huele a pactos inconfesables