La otra orilla

Los debates

El reto no debe ser acabar con el independentismo sino acabar con la pobreza y la desigualdad

Por fin llegaron los debates. Dos por el precio de uno. Hemos visto a los líderes de los principales partidos hablar de Cataluña, de los indultos, de los independentistas, de los etarras, de Cataluña, de la ultraderecha que viene, de Cataluña, de traiciones al Estado, de constitucionalidad, de Cataluña, del impuesto de sucesiones, de pactos y más pactos, de feminismo, de violencia de género, de bajada de impuestos y de Cataluña, de comunistas con cuernos y rabo y de Cataluña y más Cataluña. El problema de España se ha reducido al problema catalán. Da la impresión que el referéndum de autodeterminación del que nadie quiere hablar son estas elecciones generales. En España el principal problema no es la independencia catalana sino el empleo y las condiciones en las que se desarrolla ese empleo.

Por si acaso conviene recordar a nuestros líderes que el empleo en España es un empleo precario, que los sueldos de los trabajadores no les permiten desarrollar un proyecto de vida digno, que las condiciones de trabajo son nefastas. En 2018 murieron 652 trabajadores y trabajadoras, 34 más que en 2017, lo que supone un incremento del 5,5%.

Esta es la cara más dura y dramática de la siniestralidad laboral, el verdadero coste humano y social que supone la falta de prevención de riesgos laborales o el relajamiento en la aplicación de la normativa. Pero, también es consecuencia de una tendencia muy preocupante: la siniestralidad en lugar de reducirse, se incrementa. Así durante 2018, se han producido 1.333.002 accidentes de trabajo, 10.993 más que los ocurridos, en 2017. De esto no se ha hablado en los debates.

Tampoco en los debates se habla de la situación en la que viven muchos de los inmigrantes que vienen a trabajar a nuestro país, de su situación de vulnerabilidad, viviendo en asentamientos con toda clase de carencias y ninguna seguridad, baste recordar el incendio que ha habido hace unos días en nuestra provincia. Ni tampoco hablaron de los contratos por hora a los que se ven abocados muchos trabajadores y trabajadoras, contratos de dos o tres horas, cuando trabajan realmente seis o siete. Parece que el empleo no es una preocupación mayúscula en nuestro país. Lo que preocupa es Cataluña, Cataluña y Cataluña, pero el reto no debe ser acabar con el independentismo sino acabar con la pobreza y la desigualdad desde la seriedad en los planteamientos políticos y no desde el espectáculo televisivo.

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