Cambio de sentido
Carmen Camacho
Zona de alcanfor
ALGO le tenía que caer a ese preciosísimo pueblo malagueño que es Mijas. Lo tiene casi todo bueno, empezando por la mayoría de sus gentes y terminando por su gastronomía, su ubicación y sus costumbres. Pero Murphi fue, también esta vez, inflexible y les aplicó su inexorable ley: les mando, a modo de formación política a la "Alternativa Mijeña y Los Verdes-Equo", un partido enmarcado dentro de la cuadra formada por esa izquierda "ecológica" -por decir algo- exclusivista, que pretende apropiarse de la ética naturalista cuando, en realidad, alienta las frustraciones de la turbamulta de pancarta y pandereta infestada de incultos enloquecidos, de profetas fascistoides, o de trepas con la cara como un zapato y el seso comido de viruela. Los mismos que nos quieren obligar a vivir, sólo, a la luz de las velas, comiendo hierbas en vez de solomillo o tofú -que está muy bueno, cuando lo que quieres comer es ·tofu"- por pescado, o bebiendo mejunjes de soja -me encanta la soja, cuando es eso lo que quiero tomar, no como sustitutivo de nada- en lugar de un vaso de buen vino; pero, ¡curioso! no renuncian, en su cínica intimidad, ni a Internet, ni a utilizar un coche -no importa, en este caso, que se trate de una decrépita "furgona", porque no deja de ser un coche- , ni a los móviles, ni al aire acondicionado, ni a un chuletón a escondidas, ni a un chato clandestino de tinto, ni tampoco hacen el más mínimo de los esfuerzos por huir de la payasada borreguil, por alejarse de la estupidez rampante que los corroe o por denostar la necedad endémica en la que se reproducen o la hipocresía en la que se revuelcan.
Ojeaba en "Alerta digital" la crónica sobre un pleno del Ayuntamiento de Mijas durante el pasado mes de agosto. Después de leer el resumen de las declaraciones hechas en ese pleno por el portavoz de "Alternativa Mijeña y Los Verdes-Equo" -¡vaya tela con el apelativo que se han buscado para el Partido!-, un tal Juan Jesús Porras, y viendo que se facilitaba un enlace con "YouTube" para poder ver y escuchar el video completo de la intervención del señor Porras, sin dar completo crédito a lo reflejado en el artículo -por "ostentóreo", viene de D. Jesús Gil y Gil, y excesivo-, "pinché" el enlace (busca: "concejal izquierdista de Mijas hace el ridículo) y esperé -impaciente- a que se cargase la información y comenzase a hablar D. Juan Jesús, el "mijeño verde".
Tras escuchar lo que oí, tuve que irme, directamente, al cirujano maxilofacial para que volviese a colocarme la mandíbula inferior en el lugar que le corresponde: se me había desencajado de tanto abrir la boca. Fui de sorpresa en asombro separando la inferior -móvil- de la mandíbula superior -fija-; continué, de incredulidad a descojono, abriéndola aun más; terminé, entre el pasmo y el bochorno, por descoyuntarla del todo y, así, cuando cuenta me di, ya no podía regresarla a su sitio.
Si, con todo el respeto y asumiendo el derecho de cada uno a votar a quien le salga de la entrepierna, Juan Jesús Porras es el que representa a la formación política de la que es portavoz -tengo que suponer, ¿o tal vez no?, que está ahí porque la mayoría de sus militantes lo han elegido-, yo no quiero formar parte de una sociedad pacida por individuos tan soberanamente ignorantes, tan profundamente catetos, desesperadamente zafios e incomprensiblemente bocazas -me he pasado veintisiete pueblos con tanto adverbio… lo siento-
Si estos son los que tienen o van a tener en sus manos el gobierno de un colectivo en el que me veo incluido por narices, me salgo del colectivo ya, ¡pero ya!, pero es que ni siquiera quiero permitir que exista la mínima oportunidad de tener que toparme de nuevo en algún informativo o en cualquier periódico con petimetres tan supinamente iletrados. Es un insulto a la cultura más elemental, una puñalada mortal a la legítima esperanza en un futuro mejor, un guantazo a la dignidad de la "cosa pública" y a los que tienen cualidades para liderarla. Prefiero, mil veces, dormir con ojo abierto en plena sabana, al tanto de los aullidos de las hienas merodeadoras que tener que pasar por el cansino suplicio de escuchar aun imbécil desnaturalizado decir, mal y con sublime torpeza, una sarta tras otra de cretineces variadas, mamarrachadas por un tubo y fétidas defecaciones verbales.
Hay personajes con la asombrosa capacidad de volver negro el verde. "El Porras" de Mijas es uno de ellos.
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