En tránsito
Eduardo Jordá
Opositar
Por montera
Los socialistas siguen formando su propio diccionario. Los de izquierdas, sentados en los respectivos asientos de su real academia de la lengua política, deciden qué significa cada palabra y, dependiendo contra quién vaya ser vertida, el grado de gravedad resulta de mayor o menor impacto. Pero, siempre a ellos, les favorece. Tomamos por caso aquello que, sin rubor, Carmen Calvo dijo: "quien reconoció que hubo "rebelión" en Cataluña fue Pedro, no Sánchez". Mentir para el presidente, práctica que se extiende sin escrúpulos por todos sus ministros, es sinónimo de que los españoles somos tontos, ah!…y fascistas si no se piensa como él quiere. Otros casos: ni los magistrados de TC o del CGPJ están "caducados" , como asegura Sánchez, y Pedro, tienen un mandato "prorrogado" al amparo de art. 17.2 de la Ley Orgánica hasta ser sustituidos. Que estén en modo prórroga no paraliza el sistema judicial. Otro de los retorcimientos del diccionario socialista es que el TC no "rechazó" las recusaciones, sino que las "inadmitió". El PP no recurrió la constitucionalidad de la norma con la que los socialistas querían cambiar la forma de votación de TC, sino si era constitucional el trámite en sí mismo. El TC no impidió que el Parlamento legislara, sino un procedimiento irregular. Los de izquierdas también van absorbiendo para sí la definición de "progresistas". Pero progresista son todos aquellos que trabajan por la libertad de la persona, fomentan reformas sociales, económicas, políticas institucionales para ganar libertades individuales. A día de hoy, progresistas pues, son todos los que hemos construido nuestra democracia. Otra palabra con doble significado: corrupción. Para los socialistas el PP es un partido corrupto. Lo repiten cada día tenga o no que ver en su relato político diario. Lo que más les gusta es resucitar, como a Franco, la Gürtel y el caso Kitchen, cuyos delincuentes ya están cumpliendo hace años sus condenas. El primero del año 2007 y el segundo de 2013, pero utilizan ambos casos como si fueran tan recientes como el caso Azud que salpica a al presidente Ximo Puig en la trama corrupta de Valencia. Ha pasado tanto tiempo que Bárcenas ya cumple la última parte de su condena en semilibertad. Para los socialistas la semilibertad es estar ya en libertad. Esta semana han empezado a entrar en prisión los consejeros socialistas condenados por los ERE. Sentados en sus plazas académicas vitalicias de su propio diccionario, los de izquierdas, tienes como sinónimo para su corrupción el silencio. En cambio no les duelen prendas para pedir humanidad para Griñán pero no para el rey Juan Carlos. Es el diccionario de la izquierda: retorcer las palabras para usarlas en beneficio de sus amigos.
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