
Crónicas levantiscas
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Sánchez, como suele, salió chulito, creyéndose que era Charles Bronson Armónica, cargándose en un segundo a los tres forajidos que lo esperaban en la estación en el inicio de Hasta que llegó su hora. Pero resultó que Feijóo desenfundó antes y que, lejos de ser un magistral espagueti western de Leone, el tan esperado duelo fue un gazpacho western con un Sánchez más Craig Hill, Peter Lee Lawrence o Richard Harrison que Bronson.
Para que en un medio amigo se titule Noche nefasta de Sánchez ya tuvo que salir malparado del debate. A lo más que la prensa amiga pudo recurrir fue a titulares boomerang del tipo “Feijóo embarra con mentiras un debate mediocre y descoloca a Sánchez” que, tirando contra Feijóo, se vuelve contra Sánchez al presentarlo como un contrincante tan carente de recursos que bastan las trolas de un debate mediocre para descolocarlo; poner a los dos al mismo y bajo nivel: “Las medias verdades, mentiras e imprecisiones de Sánchez y Feijóo en su debate cara a cara”; dejarlo en tablas –“Decepcionante: así fue el único cara a cara que veremos en esta campaña electoral”– para ahorrarse reconocer quién ganó: “No busquen ganadores y perdedores del debate, los que perdimos fuimos los ciudadanos”; o lamentar el poco provecho que Sánchez sacó de sus poderosos argumentos frente a la resistencia de Feijóo: “Sánchez desaprovecha el debate y Feijóo resiste”. Naturalmente, la prensa crítica tocaba a gloria: “Feijóo convence al 22,3% de los votantes socialistas y entusiasma a los del PP y Vox”, “Feijóo frena las opciones de Sánchez de remontar”, “Sánchez pierde los nervios y Feijóo pide una mayoría contra los extremos” o “Feijóo noquea a Sánchez”.
Otra cuestión fueron los moderadores. Además de no ser capaces de lograr que Sánchez respetara las intervenciones de Feijóo, hablando mientras el otro lo hacía para provocar, crear ruido y hacer ininteligibles sus palabras, plantearon, sobre todo Ana Pastor, las preguntas más comprometidas a Feijóo, procurando reforzar la estrategia de Sánchez de presentar al PP y Vox como lo mismo, en la línea oficial del partido mantenida por Sánchez durante el debate y tras él por sus incondicionales (Bolaños: “Desde ayer, el señor Feijóo es un ultraderechista más… Vox y el PP son lo mismo”). ¿Interesó? Es significativo que fuera el programa no deportivo más visto esta temporada, pero también el debate menos visto de la historia.
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