Jesús Benítez
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Las cosas que pasan
HAN empezado las Fiestas de la Vendimia y muchos jerezanos -qué vamos a decir de los que viven fuera- aún no conocen la oferta cultural y de ocio que les espera. No es que no se respire un ambiente festivo en la ciudad, es que no existe. Para empezar, de nada sirve la implicación de las bodegas y los hosteleros o del mundo ecuestre si el Ayuntamiento no presenta el programa con la suficiente antelación para su promoción. En la Feria Internacional del Turismo se prometió en su día que el calendario se cerraría con tiempo de sobra para que los touroperadores tuviesen la información necesaria, pero la realidad ha demostrado justo lo contrario y, un año más, las Fiestas de la Vendimia se han dado a conocer demasiado tarde. El cartel de la Fiesta de la Bulería, uno de los platos fuertes por excelencia, se ha cerrado hace escasamente tres semanas y se celebra el próximo sábado. Y si ésta es una cita esperada por los aficionados y el público en general, hay otras actividades -sobre todo las novedosas- que tienen que anunciarse insistentemente so pena de que pasen totalmente desapercibidas. En El Alcázar por ejemplo se celebrarán hasta el próximo sábado las catas magistrales por tercera vez -un maridaje a tres bandas de vino, gastronomía y flamenco para todos los sentidos y en el mejor escenario posible- y la mayoría desconoce en qué consisten. Como tampoco se sabe a ciencia cierta qué oferta ligada al caballo se ha programado. Muchos aún se confunden y se quedan esperando las carreras en la plaza del Arenal, y en cambio no saben que hay programado un encuentro ecuestre en el parque González Hontoria el próximo domingo por la mañana. Bajo este escenario es casi imposible que las Fiestas de la Vendimia recuperen la identidad de antaño. Son ya muchos los años dando palos de ciego, años en los que desaparecieron unas actividades -algunas con más aceptación que otras- y surgieron otras a veces como simple relleno. Igual la improvisación es fruto de que ni siquiera el Ayuntamiento sabe lo que quiere. Liquidó las Fiestas de Otoño por dispersas y caras, pero ahora que el vino se ha erigido como el guión perfecto resulta que tampoco se logra calar en la ciudadanía. La crisis es una excusa recurrente para justificar una programación austera, pero se echa en falta la imaginación. La carrera de tractores de la Feria de Guadalcacín, por citar un caso cercano, tiene más tirón en Jerez, como se vio ayer, que la propia Fiesta de la Vendimia. Sin duda, hay que mimar los detalles para que nadie piense que los títeres aparecerán en cualquier momento, que 'De copa en copa' es una cata gratis o que la parada hípica se sigue celebrando como antiguamente.
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