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Tribuna cofrade
Grata sorpresa la que me he llevado estos días cuando he visto algunas convocatorias de costaleros, al menos cuatro, de diferentes cofradías y capataces de Jerez, donde se citan a los costaleros con la molía. A algunos les puede sorprender, pero hace años que venimos haciéndolo en la cuadrilla de la Estrella.
Con el objetivo de mejorar, de profundizar en el por qué de todas estas cuestiones, y encaminarnos con ello hacia la excelencia el trabajo del costalero, concluimos, hace años, que el igualar para trabajar con molía, sin tener en cuenta la herramienta, provocaba alguna imprecisión.
Hay varias circunstancias relacionadas con el costalero y la ‘molía’ que influyen en la ‘igualá’ y que paso a relacionar: morfología de los costaleros, en concreto de los músculos trapecios, cuello y hombros; diámetro de la molía y resiliencia de la misma; ajuste y encaje de la ‘molía’ en la zona de la 7ª vertebra cervical.
Pasamos a explicar detalladamente cada uno de los puntos:
1.- Morfología del costalero.
La ‘molía’, a diferencia del costal, ofrece más puntos de apoyo en el cuerpo del costalero. Hace que descanse la trabajadera, en la zona del trapecio superior, no solo en la séptima vertebra cervical prominente como hace con el costal. Esto hace que haya que tener en cuenta el tipo de inclinación o caída de la zona muscular donde coinciden la zona trasera del cuello y los hombros. No todos los costaleros tienen la misma morfología, y en consecuencia, habremos de tener en cuenta esta circunstancia a la hora de igualar.
2.- ‘Molia’, diámetro y resiliencia.
¿Tienen todas las ‘molías’ la misma altura? ¿Tienen la misma ‘amortiguación’ todas las ‘molías’? Es evidente que no. En la foto se puede apreciar lo que le decimos.
En estos años que llevamos revisando la herramienta, hemos detectado que hay ‘molías’ tan duras como una piedra y otras tan blandas como un cojín. Si dos costaleros coinciden en la misma trabajadera en estas circunstancias podemos estar hablando de entre uno y dos centímetros de diferencia, lo que viene a ser lo mismo que ir delante o detrás de una determinada trabajadera. Es nuestra responsabilidad como capataces examinar la herramienta e incluso solicitar al costalero que la corrija o la cambie.
3.- Ajuste y encaje en la zona de la 7ª vértebra cervical.
¿Trabajan todos los costaleros en la misma zona de la ‘molía’? ¿a qué se debe? Según nuestro criterio, la ‘molía’ debe quedar muy ajustada, y por eso se utiliza un cordón para ceñirla al cuello. Según nuestra experiencia, para una correcta carga, la parte final de la ‘molía’ debe quedar pegada al pecho cuando ésta reciba el peso y, por supuesto, no separarse del mismo.
¿Suele quedar la zona donde se asienta la trabajadera a la misma altura de la séptima vertebra cervical prominente (que es el lugar donde se igualan los pasos que se trabajan con costal)? Dependerá de la altura que tome la ‘molía’, una vez haya amortiguado el peso (haya ‘hecho la cama’ como se dice en el mundillo de los costaleros.) Y también, lógicamente, dependerá de la complexión de la zona de los trapecios y de cómo la lleve ajustada el costalero.
Hemos visto muchos casos de no coincidencia
¿Cómo se puede apreciar dónde trabaja cada costalero? Principalmente, se puede apreciar de estas maneras: 1.- En la ‘igualá’ pidiendo al costalero que se ponga la ‘molía’ y tirando desde detrás de la molía hacia abajo simulando el peso de la trabajadera. 2.- Durante los ensayos, si es posible, el equipo de capataces deberían ubicar al costalero en el ‘costero’ para poder apreciarlo desde fuera. 3.- Tras un ensayo. Al salir el costalero, sería un momento oportuno para repasar la ‘igualá’ y el punto de trabajo exacto.
Sé que hay algunos capataces y cofradías que han ideado un artilugio para ayudar en este sentido y creo que es de alabar porque mejora lo que se ha venido haciendo anteriormente. En este mundillo del costalero, se dan muchas cosas por sabidas y sobre entendidas. Sin embargo, también muchas veces no es así. Para mejorar siempre es importante analizar y cuestionarse todas estas cuestiones. Esperemos que esta reflexión ayude a mejorar el trabajo de los ‘hombres de abajo’.
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