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Jerez, “ésta la canto en gaditano”

La chirigota de los Eugenios, primer premio del COAC 2025.
La chirigota de los Eugenios, primer premio del COAC 2025.

03 de marzo 2025 - 02:12

Cualquiera que posea cuarto y mitad de conocimiento del carnaval de Cádiz -y no sólo del Concurso de Agrupaciones- sabrá que ‘La serenísima’ (comparsa ya histórica de Juan Carlos Aragón -ese ángel custodio de la capitanía naval de los ladrillos colorados cuyas botas de siete leguas por ende siempre anduvieron caminito del Falla-) cantó todo su repertorio en italiano. Excepto aquel único pasodoble defensor de la “rota Andalucía” que comenzará con la ya antológica primera frase: “Ésta la canto en gaditano…”. Pues bien: permítame el lector que esta columna tan jerezana, como su propio epígrafe indica, también hoy la cante en gaditano. Ojalá no sea la excepción que desconforme la regla. Cádiz y Jerez -¿verdad que sí, Luis Gonzalo González González que habitas en un cielo de acuarelas, patentes, esbozos y estudios abiertos a la mar de olas de plata quieta?- merecen un maridaje de fraternidad y constante -como la caligrafía de Fernando Quiñones, como el tecleo de Manuel Ríos Ruiz- acercamiento y asombro. Hoy, sí, este ‘Jerez íntimo’ lo canto en gaditano. ¿Me pinto para ello dos coloretes, enfundo el tipo de ‘Los Quijotes del Sur’ -o, mejor aún, y por no salir de las agrupaciones del niño de San Vicente don Antonio Martín, ‘Las verdades del barquero’-, fabrico al voleo un pito de caña, pongo voz de contralto o quizá por el contrario de octavilla, coloque las hechuras en la punta jurado y, como atrapado por la sorpresa del pelotazo del primer premio de chirigotas del COAC 2025, integre la comparsa de rendidos admiradores de este colosal tributo Eugenio in memoriam, y me sienta, como ‘El brujo’ de Antonio Martínez Ares, tal “un redoble de sol, un platillo de sal, quince almas dispuestas a seguir el compás”? Pues, hala, “vámonos, vámonos, que esto va sonando mejor”.

Desde que en el pase de preliminares casi por casualidad me topé de bruces -no en vivo pero sí en directo- con la actuación de los Eugenios -léase a efectos oficiales la chirigota ‘Comparsa Los calaíta (fuimos a por tabaco)’- enseguida me percaté que aquello contenía su peso en oro a tenor de ese cum laude tan infrecuente a día de hoy en según qué ámbitos -y no me circunscribo ahora al estrictamente carnavalesco-: excelencia. La caracterización, de entrada, inquieta. Clavada del original, como retallada al punto. Todos idénticos, de la misma medida aparente, simétricos, envueltos como en un rizo de embrujo y atemporalidad, como desafiando el horror vacui del obituario, como enmarcados por un cuadro de Solana, como desencajados del oxímoron que provoca un silencio atronador. La pronunciación, sin deje catalanista sino a todas luces catalán: emergente del timbre de voz -caja torácica que masca el negro luto- del humorista Eugenio. Negro luto, si, negro humor, negro forillo. Negra comedia de blanca risa sin desajustes entre el fondo y la forma. Y… la interpretación. Meterse en el tipo hasta niveles de encarnación: ríase usted del método Stanislavsky. Sí conexión emocional con el personaje al margen de enfoques naturalistas.

Este efecto, que conmueve, parece ultramundano. El producto, por original, sólo cabe a partir de una mente creativa, capaz de construir asociaciones de ideas y fundir metáforas, imágenes, verbo y luz. Si además la obra -redonda como los aros de humo de ‘La lámpara maravillosa’ de Valle-Inclán- nace en su conjunto total -letra, música y dirección- de un joven de 24 años, Alejandro Pérez Sánchez -‘Alex el Peluca-, entonces no nos queda más remedio que tirar de la precisa y preciosa voz, tan melódica, del gran Norberto Iglesias Usero, para que de nuevo cante, en su presentación de la comparsa de 1988 ‘España la nueva’ aquella esperanzadora afirmación: “Lo nuevo es presente, lo nuevo es caminar, y lo viejo es la fuente que seca está”. ¿Ha llegado, con Alex, el futuro al carnaval de Cádiz? Por descontado…

Pero es más: también un autor interesantísimo que no debe circunscribir su virtud a la universal fiesta gaditana: aquí hay madera de escritor, de articulista, de guionista, de cómico por supuesto, de monologuista… En la chirigota de los Eugenios he palpado el genio y el ingenio de Alex, pero también, en razón a su estilográfica, el doble sentido ocurrente de José Luis Coll, la chispa viva de Luis Sánchez Polack ‘Tip’, el costumbrismo desnaturalizado en favor del humor de las viñetas de Manolo Summers, la quietud del gag de Miguel Gila, la puntería de Tono, la captación de José Luis García Cossío ‘Selu’, el dedo en la llaga de Juan Carlos Aragón, la ironía de Jaime Campmany, la humanidad de Manuel Chaves Nogales, el sarcasmo de Chumy Chúmez… Aparte un ferviente agradecimiento en forma corporativista, en tanto un servidor creía que era de los pocos seguidores acérrimos al estilo intransferible de quien, por cierto, junto a su Conchita, participó en Eurovisión 1970 con la canción ‘Balada del maderero’. A Manuel Cornejo -hijo del recordado don Adolfo de ‘Una chirigota con clase’ del Love- he trasladado estos días la afición que en Jerez profesamos por el carnaval de esa muchacha de tres mil años que hemos dados en llamar Cádiz. Aquí también la chirigota de los calaíta ha caído de pie. Otro hazaña de los padres de Gerard: caer de pie estando todos, a decir verdad, tan inamoviblemente sentados.

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