La luz sube más que su precio

29 de junio 2008 - 01:00

A partir del miércoles próximo, el recibo de la luz subirá un 5,6%, lo que unido a los incrementos de principios de año resulta un aumento total medio en torno al 11%. La factura se pagará al mes en vez de cada dos meses, y sólo los hogares que tengan contratado una potencia inferior a los tres kilovatios se beneficiarán de la denominada tarifa social. En definitiva, que la mayoría de los 25 millones de usuarios españoles pagarán mucho más a partir de julio. El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, anunció que el incremento de precios se parecería más a la subida de la inflación anual que a las peticiones de la Comisión Nacional de la Energía, y casi acierta porque el IPCarmonizado con la Unión Europea (que adelanta el IPCfinal) habrá llegado a finales de junio al 5 ó 5,1%. Indudablemente, las familias españolas llevan notando todas estas subidas de precios mucho antes de que el Gobierno se lo comunicara. Hay que recordar que el Gobierno confió en que la inflación bajara una vez que los acaparadores de materias primas fueran sustituidos por mejores cosechas, pero no ha sido así: el petróleo, que afecta a casi todos los productos de la cesta de la compra, bien por fabricación, bien por transporte, se colocaba el viernes a los 142 dólares por barril. Sin embargo, el problema del precio de la luz es otro y es que, a pesar de la subida del 11%, la factura es más cara aún. El déficit de sistema tarifario eléctrico es de 14.000 millones de euros, una deuda que el Gobierno tiene contraída con las eléctricas porque el precio de la luz no es el real, de ahí que se esté hipotecando este desfase a futuros consumidores. Estas subidas, que perjudican a las familias en unos tiempos duros, intentan acortar este déficit. Pero ante esta tesitura, se echa de menos en el Gobierno una política energética consecuente con el futuro que nos espera: la dependencia del gas, cuyo precio fluctúa como la del petróleo, y el apoyo a energías alternativas con unos costes muy altos por producción de kilovatio no hacen sino encarecer aún más la factura. Este sí es el gran problema que aún no se atreve a afrontar.

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