La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

A muertazos

Creíamos haber dejado atrás la malhadada pasión por exhibir restos humanos y degradar la historia a propaganda

Las imágenes de Pedro Sánchez ante los restos humanos que se van exhumando e identificando en el ex Valle de los Caídos y actual de Cuelgamuros, grabadas y fotografiadas por el servicio de comunicación de Moncloa, son obscenas. La prensa en papel progubernamental no las insertó en sus portadas, mientras que la crítica sí lo hizo. Quizás sea una forma de reconocer que fue demasiado lejos. Dejando aparte lo justo de dar digna sepultura a los muertos atendiendo a las reclamaciones de sus familiares, parece claro que una vez más Sánchez llama en su ayuda al franquismo para lanzarlo contra el PP y Vox en la estrategia, iniciada por Zapatero, de fundirlos como lo mismo y a ambos con la dictadura. Tarea en la que le ayuda la errática y torpe política en su relación con la derecha populista o extrema de un PP que no acaba de enterarse que pactar con ella es fascismo, pero hacerlo con el independentismo de izquierdas o de extrema derecha a precio de indultos y amnistías, con los herederos políticos de ETA o con la izquierda populista es el no va más del progresismo.

La exhibición impúdica de restos de víctimas de la guerra civil no es una novedad en este país nuestro tan dado a darse muertazos. La exhumación de los 2.500 asesinados en Paracuellos fue profusamente fotografiada y grabada. Lo difundió el Nodo: “En Torrejón de Ardoz –decía la voz en off– se procede a la exhumación de las víctimas del terror rojo y del ateísmo soviético inmoladas bárbaramente por pelotones de asesinos y asalariados de Moscú. La elocuencia del documento fotográfico permite darnos una dolorosa pero necesaria y aleccionadora idea de cuáles eran los ideales y procedimientos de los intelectuales y otras cuadrillas del llamado Frente Popular”. En 1943 un especial de Nodo titulado Españoles, acordaos mostraba imágenes de las tumbas de las “millares de víctimas inmoladas al bárbaro Moloch soviético como estas que yacen en la tumba de Paracuellos y jalonan la dolorida tierra de España” para igualarlas con las recién descubiertas fosas de Katyn que la propaganda nazi utilizó contra los comunistas, mostrando los restos desenterrados, mientras la propaganda comunista lo atribuía a los nazis (persistente, Rusia no reconocería su autoría hasta 1989).

Creíamos haber dejado atrás esta malhadada pasión por exhibir restos humanos y degradar la historia para convertirla en propaganda. No es así.

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