Jerez íntimo
Marco Antonio Velo
Jerez, 1964: la Academia, Pilar Paz Pasamar, Manuel Lora Tamayo y Antonio Añoveros
El retraso en la plantación del girasol la última primavera ha ocasionado un irrepetible paisaje en la campiña y en todos los alrededores de la ciudad en la primera mitad de este mes de julio. La posibilidad de contemplar la fabulosa combinación, casi pictórica, de los extensos cultivos amarillos con el verde fulgurante de los viñedos, es un verdadero espectáculo. A lo lejos, los campos segados con sus tonos pajizos y la luz que siempre nos invade elevan, aún más, la belleza del paisaje.
La planta de la vid (Vitis vinifera) no es propiamente un árbol, pero la abundancia de las hojas de sus pámpanos y 21 millones de cepas ejercen la misma función de absorción del anhídrido carbónico (CO2) y su transformación en oxígeno, lo que además nos permite contemplar esas prodigiosas vistas panorámicas respirando el aire más puro y limpio posible.
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