Mauricio Gil Cano

Palabras llenas de amor

Portada de la obra.
Portada de la obra.

03 de febrero 2025 - 11:29

Uno de los grandes poetas andaluces de hoy, José Antonio Sáez (Albox, Almería, 1957), ha publicado un libro delicado y profundo sobre la vida y la muerte, recreando interrogante el momento del tránsito definitivo con palabras llenas de amor. Una aproximación al misterio que es, como indica en su introducción, “conciencia espiritual que se identifica con el encuentro del hombre consigo mismo”. Bajo el título ‘Mar de las ágatas’ (Alhulia: Granada, 2024) reúne el autor un ramillete de preciosos poemas, cuajados de ricas imágenes y hondura clásica.

El volumen se divide en tres partes. La primera, “Fuente de las lágrimas”, en alusión a la que se ubica en el paraje donde fue asesinado Federico García Lorca, está encabezada por una cita de lord Byron e incluye textos de carácter reflexivo e historicista, como los dedicados a Aníbal o a ‘El descendimiento de la cruz’ de Roger Van Der Veyden. Con estremecedor dominio del lenguaje, el poeta afronta la cuestión trascendente en versos de ritmo sereno y agitación existencial. Versos que resultan de una emoción demoledora: “Lo que duele en verdad es el desamor,/ son esos gestos de ignorancia y olvido,/ de arrogancia y desprecio,/ con que te obsequian a diario,/ que te hacen pensar en si solo eres bulto,/ cuerpo u obstáculo que sobra en el espacio”. Entre el amor y la muerte transcurre un ajuste de cuentas con la memoria, donde no faltan homenajes a Luis Rosales o a Miguel Hernández. La sección culmina con una composición extraordinaria, titulada “España”, que reclama “sobre todo paz, la paz que nos asista”.  

La segunda parte, “Arpa de David”, precedida de una cita del Primer Libro de Samuel, se abre con un poema que es toda una oración al Señor resucitado. El poeta canta motivos y personajes diversos, a veces bíblicos, como el Edén o el Cirineo, pero también paganos, como el Parnaso —“dormitando a la sombra de Minerva”—, o a figuras estelares de la cultura, como Goethe o el historiador Claudio Sánchez Albornoz, “español luciente” que volvió del exilio para dar “con el enigma de un «duelo a garrotazos»”. Aquí incluye la poesía “Mar de las ágatas”, un ansia de infinito que brinda su título al volumen. Este apartado lo cierra admirablemente “Tres poemas alfareros”, donde el poeta se siente, con todos los hombres y en medio del desamparo, criatura hecha a imagen de Dios: “Solo en amor se crea y por amor se nace,/ en amor cuanto existe. Solo el amor perdura”.

La tercera parte, “Arcos florales”, se inaugura con una cita de García Lorca, a quien el autor ofrece cuatro camelias blancas que son cuatro sonetos amorosos, de factura perfecta y fina sensualidad. La imagen de la amada se refleja en estas páginas aventadas de rosas y jazmines, de hojas de buganvilla, de jardines y crepúsculos. La brevedad de la vida se resuelve de modo magistral en “Rosa del atardecer”, que se sirve del célebre verso de Góngora “Ayer naciste y morirás mañana”. Y el quevedesco amor más allá de la muerte se manifiesta lapidariamente: “Cuando tú y yo solo seamos/ un nombre y una fecha esculpidos/ en mármol, vuelve a mí tus huesos/ y abrázate, queda, a los míos”.

Después de una sólida trayectoria literaria y un caminar poético por la escondida senda que lleva al hallazgo interior, José Antonio Sáez nos ofrece en ‘Mar de las ágatas’ una nueva y bellísima entrega que ahonda en el milagro de la existencia.

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