Cambio de sentido
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ESTA es una de esas cosas que me revientan de los políticos: el partidismo. Es una peligrosa enfermedad que, tras extenderse por el cuerpo, suele dejar graves secuelas en la vista. Así, como si de un trance se tratara, el político de turno puede ver cosas que años atrás ni asomaba a vislumbrar. Curiosamente, el caldo de cultivo suele estar relacionado con el partido rival. La vocación de servicio se pierde y es entonces cuando se dedican las horas a los beneficios de la partitocracia. La 'gobernanza' de la Junta en la provincia, en manos de López Gil, adolece de esta visión borrosa que le impedía ver altos cargos en manos de una 'camarada' mientras ahora los detecta a distancia cuando no hay compañera alguna a la vista. El partidismo es peligroso, más que nada porque las vergüenzas quedan al aire, como ya pasó durante la huelga de basuras, en la que por motivos políticos desde Cádiz se jugó con la salud de todo Jerez.
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