Manuel Ríos Ruiz

El piano flamenco de ayer a hoy

Acotaciones al programa

POR la inclusión de la obra 'Serenata andaluza', en los carteles del Festival de Jerez, con la pianista japonesa Mie Matsumura como protagonista, estimamos oportuno acotar a su programa una reseña lo más detallada posible de la presencia del piano en el devenir del arte flamenco, de su adaptación al género. Y hay que empezar reconociendo que en principio su ejecución debe ser una mera imitación de la guitarra, como forma más sencilla de acompañar cantes y bailes, o procurar desarrollar, sin salirse de los cánones tradicionales de la estilística jonda, un técnica y una sonoridad propias. Ambas fórmulas son válidas si el intérprete es idóneo y existe la compenetración precisa.

Y aunque no existe documentación fehaciente, es decir con datos concretos y nombres definidos, el piano flamenco se supone que ya se interpretaba en el siglo XIX. Y más recientemente, pianistas de espectáculos folklóricos, como el inolvidable Maestro Posadas, también arrimaron sus instrumentos al cante en diversas ocasiones, No obstante, hasta que el pianista Arturo Pavón acompaña el cante de Manolo Caracol en los escenarios, no se populariza su función dentro del arte flamenco con determinada entidad. Un acompañamiento que realiza brillante y jondamente, ganándose el aprecio de un gran número de los aficionados. Naturalmente también realizó conciertos individuales que llevó al disco con éxito, entre ellos 'Suite flamenca'.

Y a partir de la etapa de revalorización del género flamenco en todas su vertientes, aparece el pianista flamenco más importante que hemos conocido, el también sevillano José Romero (1936-2000). Se ha escrito por Carlos Trevijano lo siguiente: "José Romero fue pionero llevando al piano el toque de guitarra, el golpe, el rasgueado y todo sonido flamenco guitarrístico en general. Podemos encontrar buenas muestras de ello en sus discos 'Piano Flamenco', 'Andalucía Flamenca', 'Formas musicales andaluzas' y 'Fantasía suite andaluza iberoamericana". Indiscutiblemente, añadimos por nuestra parte, José Romero ha sido el que más caminos ha abierto al piano dentro de la más genuina música flamenca.

Y partiendo de los dos magistrales pianistas glosados, han surgido una serie de pianistas atraídos por el flamenco dignos de mención y alabanza: Ricardo Miño, Manolo Carrasco, Dorantes, Javier Coble, Sergio Monroy, Diego Amador, Juan Cortés, José Zarzana y las féminas Rosario Montoya, Ariadna Rivas y Laura de los Ángeles, que triunfan con grabaciones y recitales. Y somos conscientes de que se nos quedan algunos otros artífices en el tintero. El piano flamenco, en definitiva, pese a su corto periplo por el género se ha ganado, como el simple teclado, un lugar sumamente interesante en sus espectáculos, por lo que se le puede augurar una continuidad permanente junto al cante, el baile, la guitarras y toda clase de acompañamiento instrumental.

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