En tránsito
Eduardo Jordá
Opositar
Editorial
EL proceso acelerado de moderación de Podemos, que le ha costado el cargo a uno de sus principales ideólogos, Juan Carlos Monedero, ha llegado a su momentánea culminación con la salida a la luz del programa con el que esta formación política concurre a sus primeras elecciones importantes, tras el éxito parcial de las europeas de 2014, las autonómicas del próximo 24 de mayo en la mayoría de las comunidades. El programa es ambicioso: contiene hasta 215 medidas y aspira a lograr el respaldo de amplios sectores sociales descontentos con la respuesta del sistema bipartidista a las crisis que padece España, hasta el punto de disputarle la hegemonía a los dos partidos tradicionales. Conscientes de que el grueso del electorado se ubica en las posiciones de centro, los politólogos que dirigen Podemos han ido abandonando progresivamente las actitudes radicales que mayoritariamente sustentan las propias bases de la organización, y arriado las banderas más llamativas de sus comparecencias iniciales. De este modo, del programa que se dio a conocer anteayer han desaparecido reivindicaciones como el impago de la deuda y la renta básica universal, que de exigencia nuclear ha pasado a convertirse en deseo a concretar "en virtud de las posibilidades" y en forma de aproximación al salario mínimo interprofesional. El programa encaja en una definición cercana a la socialdemocracia con la que Pablo Iglesias ha sustituido a sus anteriores veleidades bolivarianas. Sus planteamientos se basan en la garantía de un "rescate ciudadano" articulado en torno a una acumulación de medidas de carácter social, como la paralización de los desahucios, los suministros vitales de agua, luz y gas y otras iniciativas que implican aumento del gasto público, todo ello sin memoria económica que las sostenga y con constantes apelaciones a dotaciones presupuestarias que no se concretan ni justifican. La receta podemita para asegurar el rescate e incrementar el gasto social es antigua y socorrida: el aumento de los impuestos directos y tasas medioambientales, con especial incidencia en el IRPF para las rentas superiores a 50.000 euros anuales -es el tope a partir del cual Podemos establece la condición de rico para cualquier ciudadano- y la eliminación de las bonificaciones actuales en Patrimonio y Sucesiones. Sea un disfraz que oculta sus verdaderas intenciones o una sincera refundación en el camino hacia el centrismo, el programa de Podemos, que trata de detraer votos al PSOE y sustituir a Izquierda Unida, se caracteriza por su insolvencia y demagogia. No es un buen bagaje para presentarse ante los electores de toda España. Ni el 24-M ni en las elecciones generales.
También te puede interesar
En tránsito
Eduardo Jordá
Opositar
La esquina
José Aguilar
Las pelotas de Bildu
La ciudad y los días
Carlos Colón
Fango y cenáculos en Londres
Por montera
Mariló Montero
Bárbara y el Rey
Lo último