Las raíces de Europa

Las raíces de Europa son Jerusalén, Atenas y Roma. Sin tener en cuenta su origen grecorromano y judeocristiano es imposible conocer y apreciar su historia y su cultura. Se evitó nombrarlos, sobre todo al judeocristianismo, en el preámbulo de la Constitución Europea, aludiendo genéricamente a su inspiración “en la herencia cultural, religiosa y humanista de Europa, a partir de la cual se han desarrollado los valores universales de los derechos inviolables e inalienables de la persona humana, la democracia, la igualdad, la libertad y el Estado de Derecho”. Corresponde a los planes educativos de cada país de la UE explicar a los niños y jóvenes europeos a quienes debemos esa herencia cultural, religiosa y humanista gracias a la que en Europa se han desarrollado los valores universales detallados. Es significativo que se nombren uno a uno los frutos de esa herencia, pero se callen los nombres de las raíces, el tronco y las ramas que los han producido.

Le preguntaron a Paul Valery qué era Europa, y contestó: “Atenas, Roma, Jerusalén”. Escribió Zubiri: “La metafísica griega, el derecho romano y la religión de Israel son los tres productos más gigantescos del espíritu humano”. Para George Steiner “la idea y sustancia de Europa tiene su origen en una primordial dualidad, la doble herencia de Atenas y Jerusalén” y ser europeo “es tratar de negociar, moralmente, intelectualmente y existencialmente los ideales y aseveraciones rivales, la praxis de la ciudad de Sócrates y la de Isaías”.

Tengo mis dudas de que los escolares europeos sean instruidos en el conocimiento de la historia y la cultura de Europa a partir de sus raíces judeocristianas y grecorromanas. Lo religioso ofendería al laicismo y lo humanista se desprecia como unos saberes inútiles, ajenos a cualquier finalidad utilitarista inmediata. Tengo también mis dudas de que a los escolares europeos se les explique que la bandera azul con doce estrellas que ondea en sus colegios y en los edificios públicos se inspiró en la Inmaculada. Su diseñador, el pintor Arsène Heitz, católico, dijo: “Inspirado por Dios, tuve la idea de hacer una bandera azul sobre la que destacaban las doce estrellas de la Inmaculada Concepción, de modo que la bandera europea es la bandera de la madre de Jesús”. Y quiso la casualidad que se aprobara el 8 de diciembre de 1955. Podrán intentar silenciar las raíces de Europa, pero no arrancarlas.