La otra orilla

De vacaciones

En pleno verano todo va con lentitud, salvo los incendios, las críticas a las medidas de ahorro o las consecuencias del calor

Es agosto, la mayor parte del país está de vacaciones; o lo que es lo mismo, todo funciona a medio gas. Cualquier gestión que tenga usted que realizar tardará el doble que en otra época del año. Hace calor, mucho calor, y no estamos para correr demasiado. Todo va con lentitud. Bueno, todo no, los incendios van a toda mecha, nunca mejor dicho. Toda España está en llamas y, tal vez, a este ritmo, nos quede poco de Castilla y León. Mala suerte, el cambio climático, pirómanos peligrosos…

Todo eso es verdad, pero tal vez, si se hubiera invertido en limpieza del bosque, en contratos indefinidos para la creación de retenes contra el fuego, tal vez si se hubiera invertido más en prevención, el resultado hubiera sido otro y hubiera ardido menos bosque, pero eso sería crear chiringuitos para el desarrollo de la ideología bolivariana en la que este gobierno quiere sumergir a España. Eso dijeron los ultraderechistas de Vox, que gobiernan esa comunidad autónoma junto al PP.

Pero estamos de vacaciones y no es bueno pensar demasiado en cosas de política. Bueno, es verdad que hay una guerra o dos o tres, yo qué sé, y que no hay gas, y que vamos a tener que restringir la electricidad y el gasto energético. El gobierno ha elaborado un decreto para ahorrar energía, que ha enfadado a la presidenta de la Comunidad de Madrid, que se ha declarado insumisa a la norma. Ya sabemos que en esa comunidad autónoma, las presidentas no son de cumplir normas: lo mismo roban cremas de belleza que se niegan a pagar multas o compran mascarillas carísimas para que gestione las comisiones su hermano… Ay la comunidad de la libertad!

Hace calor, mucho calor. Es mejor leer bajo la sombra o dormir la siesta con el aire acondicionado puesto Mejor eso qué poner las noticias para que nos digan que ese mismo calor ha matado a un trabajador de la limpieza o a un pobre jornalero en el campo, por falta de seguridad y condiciones laborales dignas.

Pero es verano, estamos de vacaciones. No hay que pensar en nada. Sólo en el baño, la cervecita y los chocos fritos. Mejor olvidarse de la violencia machista, esa que para la derechita cobarde y la derechota ultra y extrema no existe. Para qué hablar de los pinchazos que intentan asustar a las mujeres o de las sentencias que consideran que violar a una mujer tiene arreglo si el violador (guardia civil o empresario) hace un cursillo de sensibilización. Es verano y estamos de vacaciones, que no nos coman el coco.

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