Gafas de cerca

Tacho Rufino

jirufino@grupojoly.com

La vía eslovena

La réplica 'indepe' al discurso del Rey y a la manifestación es apelar a un caso que nada tiene que ver con Cataluña

Ramón Tremosa es el príncipe tributario de los soberanistas. En concreto, en materia de balanza fiscal, o sea, y en el caso catalán, la madre y la prueba de todos los robos de España a Cataluña: el saldo entre lo que un Estado invierte y gasta en uno de sus territorios autonómicos y lo que este territorio aporta a la caja común en concepto de impuestos recaudados. Profesor de Teoría Económica, Tremosa lleva lustros sin coger la tiza, destacado en comisión de servicios en Bruselas; es el eurodiputado clave del apostolado doliente catalán en el exterior, un dolor acreditado con números, y ya saben que números hay para todos los gustos y estrategias políticas. Recuerden que la balanza fiscal es un concepto económico sobre el que no existe acuerdo ni en el cálculo ni en el análisis de sus causas y de sus consecuencias para las arcas autonómicas y estatales. Militante de la suicidada Convergencia, Tremosa pertenece al Círculo de Estudios Soberanistas, y ha apuntado esta semana un precedente que marca el nuevo movimiento de fuerzas de este proceso que ha contaminado la precaria recuperación española tras la crisis, periodo de sufrimiento común en el que tomó virulencia la causa catalanista. Su modelo de separación de España es, de pronto, Eslovenia.

Eslovenia fue la primera parte de la antigua Yugoslavia que se separó de ese país frankestein con el que se dio en el bloque comunista una patada a seguir a las luchas territoriales y nacionales de la quizá es la zona originaria de conflictos por excelencia, los Balcanes. Nada que ver con España y su historia. Se trata de un nuevo toma independentista tras los dacas del discurso del Rey y la manifestación de los catalanes antes silentes, los que sí gustan de ser españoles.

La vía eslovena consiste en proclamar una república y suspenderla casi de inmediato. Ante el desdén del Estado por tal declaración/suspensión, los independentistas propondrían durante unos meses una mediación entre impares como si fueran pares. Sucedió que tras el adiós de Eslovenia se desencadenó una guerra entre serbios, croatas, bosnios, kosovares y montenegrinos que ha pasado por ser de las más cruentas del siglo pasado. La Guerra de Eslovenia duró pocos días, pero apelar a la vía eslovena -que no a la canadiense o quebecois, más exigente- es mentar al diablo. Una forma de quebrar un Estado por, en el fondo, un ataque de cuernos con la fiscalidad vasca o cupo. Una reivindicación fiscal, por cierto, de absoluta cabecera para el profesor Tremosa, destacado en la Unión Europea.

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