Aragonès desafía y Sánchez calla

Editorial

El Gobierno considera normalizada la relación con Cataluña, pero el presidente de la Generalitat volvió a desafiar al Estado y a agraviar al Rey

15 de marzo 2022 - 01:31

La situación excepcional que vive Europa por la invasión de Ucrania, y España como parte de ella, hizo posible que la Conferencia de Presidentes del pasado domingo en la isla de La Palma contase con la asistencia de todos los jefes de Gobierno que forman parte de este órgano de diálogo entre los ejecutivos central y autonómicos, que presidió el Rey. La necesidad de tomar decisiones para atajar las consecuencias de la guerra hizo que algunas de las autonomías que han faltado en otras ocasiones sí estuvieran esta vez y representadas al máximo nivel. Porque, además de abordar la ayuda humanitaria y el acogimiento de los refugiados, en la agenda estaba dar respuesta a las graves consecuencias económicas que el conflicto plantea, tras agravar una escalada inflacionista que se inició hace un año, con singular virulencia en los precios de la energía. Pero ni siquiera la gravedad del momento o que hubiese consenso sobre la necesidad de lograr una reducción del precio de la electricidad, e incluso la disposición del presidente del Gobierno a bajar otros impuestos evitó que el presidente de Cataluña, Pere Aragonès, protagonizase otro desaire institucional. Pese a asistir y participar del citado consenso, Aragonès se negó a hacerse la tradicional foto de familia de este tipo de cumbres, para no coincidir en la imagen con Felipe VI. Un gesto intolerable que cuenta con el silencio cómplice de Pedro Sánchez. Es más, su Gobierno interpretó la presencia del presidente catalán como el signo definitivo de que se ha normalizado la relación con la Generalitat. Un planteamiento falso y maniqueo de Sánchez porque no fue sólo un desaire protocolario, sino la constatación de que el Ejecutivo de una autonomía sigue teniendo constantes faltas de respeto al Estado y al Rey. Al presidente catalán le molesta cumplir con sus obligaciones constitucionales y el Gobierno de la nación se lo permite y hasta se lo aplaude. No habrá normalidad mientras esto siga ocurriendo. Una prueba más de la inutilidad de los indultos concedidos a los sediciosos.

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