Marrullería y algo más

Editorial

Pedro Sánchez no sólo despreció al candidato propuesto por el Rey, también ninguneó a la representación más genuina de la soberanía nacional

28 de septiembre 2023 - 00:30

La decisión de Pedro Sánchez de no confrontar con Alberto Núñez Feijóo en el debate de investidura no se puede interpretar sólo como una maniobra de marrullería política destinada a descolocar al contrario y embarrar el terreno de juego. Desde ese punto de vista podría ser incluso admisible: Sánchez está acostumbrado a jugar con los golpes de efecto y le suelen salir bien, como la convocatoria precipitada de elecciones generales tras la derrota de mayo en ayuntamientos y autonomías. Pero lo ocurrido el martes en el Congreso va más allá. Feijóo comparecía para defender su candidatura porque había sido designado para ello por el Rey en uso de sus facultades constitucionales. El presidente el Gobierno en funciones –no el representante de uno de los varios grupos parlamentarios que componen la Cámara– le hacía un desprecio intolerable a la Corona. Al mismo tiempo, ninguneaba a la representación más genuina de la soberanía nacional y al partido que mayor apoyo ciudadano obtuvo en las elecciones. Todo este dislate institucional a cambio de eludir el verdadero meollo de la cuestión que tiene alarmada a la opinión pública nacional: el precio que se va a pagar por el apoyo de los nacionalistas a Sánchez para lograr su propia investidura dentro de unas semanas. Descontada ya, de una u otro forma, la amnistía se dibujan en el horizonte tanto el referéndum que exige el separatismo como las regalías fiscales y financieras. La presencia del diputado Óscar Puente en la tribuna desvirtuó el debate y lo llevó a una ínfima calidad dialéctica y de respeto por las formas. Fiel reflejo, por otro lado, del deterioro institucional que sufre el Parlamento y con él el conjunto del sistema democrático. Basta echar la vista atrás una o dos décadas para comprobar cómo se ha deteriorado el nivel de los debates. Lo ocurrido en el fracasado debate de investidura de Núñez Feijóo no es sino un eslabón más de una cadena tan larga como alarmante.

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