Una campaña para olvidar

Editorial

Todos los males que colocan a la política española en un nivel de calidad muy bajo parece que se han manifestado con especial intensidad en esta campaña

22 de julio 2023 - 00:30

La campaña que terminó anoche no pasará a la historia como un modelo a seguir para las que tengan que venir en el futuro. El agotamiento producido por la acumulación de procesos electorales, la falta de propuestas, el exceso de ruido y de descalificaciones, el escaso respeto por la verdad que han mostrado dirigentes de uno u otro lado o la obsesiva presencia de los trackings de intención de voto, que condicionaban el comportamiento de los candidatos, han creado una situación que ha servido para cualquier cosa menos para que se pusieran a disposición de los ciudadanos argumentos para orientar el sentido del voto. El mejor símbolo del bajo nivel de esta campaña quizás fuera el debate que mantuvieron el lunes 10 Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo. Algo similar ha pasado en anteriores convocatorias electorales, pero en esta ocasión todos los males que colocan a la política española en un nivel de calidad muy bajo parecen haberse manifestado con intensidad. También ha contribuido a aumentar esa sensación la evidencia de que en los comicios de mañana la clave está en las alianzas que se puedan fraguar una vez que se conozcan los resultados. Así, toda la argumentación de un PSOE que parece desarbolado y sin rumbo se ha centrado en denunciar los riesgos que puede suponer para la estabilidad democrática la entrada de Vox en el Gobierno mientras el PP centraba su artillería en denunciar que Sánchez sólo pretende recomponer el Gobierno Frankenstein de esta legislatura y sus alianzas parlamentarias con separatistas catalanes y herederos de ETA. Incluso los temas que son estratégicos para el futuro, como la pensiones, han sido tratados mirando más al pasado que a lo que se pretende hacer para garantizar su sostenibilidad. A pesar de que lo visceral se ha impuesto a lo racional en la campaña, los españoles tienen mañana la oportunidad y la responsabilidad de decidir con su voto quién va a gestionar un futuro que se adivina lleno de dificultades. Los ciudadanos son los únicos que no se equivocan en unas elecciones.

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