La cesta de la compra más cara

Editorial

Un ejemplo a seguir es el de la hostelería. Asegura que su IPC es la mitad que el general y que soportan el aumento en contra de su cuenta de resultados

18 de julio 2022 - 01:33

La inflación es un serio problema que castiga a todos los españoles, pero aún más a los andaluces y con productos que son básicos para la subsistencia. El Índice de Precios de Consumo (IPC) alcanzó el pasado mes de junio una subida interanual en la comunidad del 10,5%, tres décimas por encima de la media nacional. La razón de este diferencial se halla en el incremento de la carestía de algunos integrantes esenciales de la llamada cesta de la compra: frutas, legumbres, hortalizas, pan, cereales, leche y huevos, entre otros. En los primeros seis meses de 2022, los precios en la alimentación han crecido un 14,1% en la región, un 1,2% más que en el resto del país. Una penalización añadida para los bolsillos de los andaluces, que, además, ocupan el quinto puesto por la cola de las autonomías con los salarios mensuales más bajos, 1.475 euros al mes, frente a los 1.964 de Madrid, según los datos de la firma Adecco correspondientes a 2021. La capital es el espejo en el que se quiere reflejar Juanma Moreno, pero, a día de hoy, no resiste la comparación. De momento, sería bueno que implementara medidas específicas para auxiliar a los más perjudicados por el desfase. Por sectores, el de los restaurantes y hoteles acumula subidas anuales que alcanzan el 7,7%. Pero no todas las informaciones invitan al pesimismo. La hostelería presume de que en Andalucía emplea a más trabajadores, 316.000, y que su IPC representa la mitad que el general. La asociación asegura que soportan los aumentos en "contra de la cuenta de resultados". Y se muestran optimistas en este escenario pese a que cifran en un 10% el desequilibrio de su facturación respecto a la previa de la pandemia. Un buen ejemplo a imitar. Si los expertos demandan un pacto de rentas, también sería fundamental en estos meses de máxima afluencia turística y de mayor consumo que se redujeran los márgenes de beneficio empresarial para no repercutir en los clientes el impacto real de un IPC que continúa desbocado.

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