Desdén del Gobierno hacia los viajes del Rey

El Rey ha iniciado una importante gira por los países bálticos, las tres repúblicas que lograron su independencia de la Unión Soviética en los años noventa y que, desde entonces, viven bajo una amenaza que se ha vuelto más real desde la invasión rusa de Ucrania. En contra de lo que es habitual, de lo que es aconsejable, incluso, de lo obligado, ningún ministro del Gobierno ha acompañado a Felipe VI en sus primeras jornadas en Estonia y Lituania. El viaje comenzó este domingo, y sólo al final del día, el Gobierno se vio obligado a rectificar y a enviar a la ministra de Defensa, Margarita Robles, quien no obstante se incorporará hoy, en la última jornada en Lituania, cuando el Rey visite la base de Adazi, a 120 kilómetros de la frontera rusa, donde están destinados 650 soldados españoles que participan en la operación de la OTAN de refuerzo de las defensas bálticas. La actitud del Gobierno es inexplicable, pero viene a demostrar el reciente desdén con el que el Ejecutivo de Pedro Sánchez aborda los viajes del Rey. A algunas tomas de posesión de presidentes americanos, Felipe VI ha ido con sólo un secretario de Estado, a pesar de las relaciones históricas que España mantiene con todas las repúblicas de ese continente. Pero en esta ocasión, ni siquiera ha ocurrido eso: Margarita Robles excusó su presencia hace unas semanas, a pesar de que el único acto que tiene en agenda era una visita este lunes a la base de Torrejón. El titular de Exteriores, José Manuel Albares, se encuentra en una reunión con sus colegas europeos en Luxemburgo, y el jefe del Estado Mayor de la Defensa, el almirante Teodoro López, comunicó el sábado por la noche que se encontraba en mal estado. Hay que recordar que todos los actos del Rey dentro del territorio nacional cuentan con la presencia del llamado ministro de jornada, un representante del Gobierno que está presente en todos los actos de Felipe VI, actos que, constitucionalmente, deben ser refrendados por el Ejecutivo.