Tribuna

Manuel Alejandro Cardenete

Catedrático de Economía en Universidad Loyola Andalucía

Dejamos de converger con España

El nivel general de la inflación mundial parece haber tocado un máximo en el tercer trimestre de 2022. En ausencia de nuevos 'shocks', la inflación debe ralentizarse en 2023

Dejamos de converger con España Dejamos de converger con España

Dejamos de converger con España / rosell

Por desgracia, en el contexto internacional, el escenario continúa siendo complejo. La lucha contra la inflación, la guerra en Ucrania y el final de la política de Covid cero en China son factores que van a condicionar el comportamiento de la economía mundial a lo largo de este año. Así, según los datos publicados por el Fondo Monetario Internacional, el crecimiento mundial alcanzará el 3,4% en 2022, disminuyendo en 2023 al 2,9%, para repuntar hasta el 3,1% en 2024. Hay que apuntar que, para este año y para el 2024, se prevé que el crecimiento mundial evolucione por debajo de la media anual histórica (2000-2019) del 3,8%.

Como hemos indicado en precedentes informes, el panorama económico de Andalucía para los próximos meses replica un comportamiento similar al que podemos visualizar a nivel nacional. Los datos de 2022 nos indican que el crecimiento interanual del PIB en Andalucía fue de un 5,3%, muy parecido al 5,5% registrado por España, pero por debajo. Sin embargo, las previsiones para 2023 son mucho más pesimistas: según nuestras estimaciones, el PIB de Andalucía crecerá de un 1,4% (de nuevo muy cercano al 1,5% estimado por España). Ligeramente mejores son las estimaciones para 2024, según las cuales Andalucía crecerá un 1,6%. Pero salta una alarma. El crecimiento pasa a ser inferior, ligeramente, que el español, como ya marcó el crecimiento del último trimestre de 2022. Y esto no se producía desde 2019. Esperemos que no sea tendencia y dejemos de converger con España.

Como comentaba, la economía internacional inicia el año 2023 bajo los efectos de los impactos negativos, acumulados desde el 2020, pero con indicios de recuperación, de cara a la resolución de los desequilibrios macroeconómicos, y a la expectativa de la evolución de la actividad económica en EEUU, la Eurozona y también en China.

El nivel general de la inflación mundial parece haber tocado un máximo en el tercer trimestre de 2022. En ausencia de nuevos shocks, la inflación debe ralentizarse en 2023, aunque las presiones de precios seguirán siendo significativas. Y es que aún no se han alcanzado los objetivos que, a este respecto, han establecido los bancos centrales, puesto que el núcleo de la inflación todavía no ha empezado a ceder, mientras que, a criterio del Banco Central Europeo entramos en la fase de máximo riesgo para los potenciales efectos de segunda ronda. Son diversos los factores que van a continuar impulsando los precios.

En lo que a la Unión Europea respecta, la economía comunitaria entró en 2023 en una situación mejor que la prevista en otoño. Así, la Comisión eleva las perspectivas de crecimiento y reduce ligeramente las proyecciones de inflación. Se prevé que el PIB crezca un 0,8% en 2023 y un 1,6% en 2024. Se estima también que la inflación general en la UE caiga del 9,2% en 2022 al 6,4% en 2023 y al 2,8% en 2024. Aunque la incertidumbre en torno a estas previsiones sigue siendo alta, los riesgos para el crecimiento están, en general, equilibrados.

Según los últimos datos publicados por el INE, la economía española creció un 5,5% interanual en 2022 (como en 2021) lo cual representa la mayor tasa de crecimiento desde 1973. Este crecimiento ha sido mejor de lo esperado, pero tras este fuerte crecimiento se espera un crecimiento mucho menor en 2023 y 2024. De acuerdo con nuestras previsiones, el PIB de España podría crecer un 1,5% en 2023, lo cual supone una revisión al alza de medio punto porcentual con respecto a las proyecciones del informe anterior, el mismo crecimiento que se espera para 2024.

En resumen, a pesar de la incertidumbre global que la pandemia del Covid-19 y la inestabilidad geopolítica en Europa del este habían generado, la evolución de la economía andaluza parece haber experimentado un cambio de rumbo con respeto a periodos anteriores, debido sobre todo al aumento del intercambio comercial y el buen comportamiento del mercado laboral. Sin embargo, el alto precio de la energía, junto a las consecuencias directas del cambio climático que afectaron a Europa entera el pasado verano, puede seguir teniendo efectos negativos sobre las cuentas de las empresas de los sectores más directamente implicados, como agricultura y ganadería. En este sentido, habrá que medir el posible impacto económico que esta nueva situación pueda tener en dos de los sectores claves de la región.

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