La tribuna
Un dilema difícil
La tribuna
Dicen que la Historia la escriben los vencedores, que se afanan por construir un relato que les deje líderes y oculte actos poco honorables. Los falsificadores de la Historia se han multiplicado, alterando mapas, ocultando o inventando archivos y sucesos que nunca habían ocurrido. En Andalucía, tras las elecciones del 2-12-2018, se conformó un Gobierno PP-Cs en minoría, que necesitaba apoyo de Vox para la investidura y su día a día. El nuevo gobierno se marcó una línea de trabajo que pasaba por desmantelar el armazón institucional y por socavar el servicio público de la sanidad, educación, universidad o dependencia, impulsando las privadas, alterando la simbología institucional y nuestra misma historia. En sus declaraciones y actos públicos marcan un nuevo relato de la transición política, intentando apropiarse de sus grandes hitos y protagonistas. La finalidad evidente es demostrar su relevancia en la conformación de la autonomía andaluza. La celebración del 28-F, Día de Andalucía, es propicio para rememorar los hechos que nos dieron carta de naturaleza como nacionalidad histórica, como Cataluña, País Vasco o Galicia, gracias a habernos acogido a la vía del 151CE. Es de justicia resaltar que la consecución de nuestra autonomía tiene un elemento aglutinador esencial: la mayoría de izquierdas de diputados y senadores que se obtuvo en las elecciones generales de 1977 y 1979, y permitió constituir la Asamblea de Parlamentarios Andaluces, nombrando primero a Plácido Fernández Viagas y después a Rafael Escuredo como presidentes de la Junta Preautonómica de Andalucía. Es la Asamblea de Parlamentarios la que convoca de manera unitaria la manifestación del 4-D de 1977, la que impulsa el Pacto de Antequera en 1978 para aprobar un Estatuto para Andalucía, la que acuerda que se optara por la vía excepcional del 151, y también fijará, de acuerdo con el Gobierno de Suarez, el referéndum para el 28-F de 1980. Proceso unitario roto el 15 de enero de 1980, por la decisión del Comité Nacional de la UCD, de que todos los territorios, excepto los históricos, fueran por la vía del 143, incluida Andalucía, que ya tenía el apoyo de todas las diputaciones y del 95% de los ayuntamientos, y tenía fecha fijada para su ratificación. El gran muñidor fue Rodolfo Martín Villa, pero también de los más destacados miembros de su partido en Andalucía: Félix Pérez Miyares, Soledad Becerril, Cecilio Valverde, Landelino Lavilla, Antonio Jiménez Blanco, Francisco de la Torre, José Sánchez Faba y otros muchos, siendo Manuel Clavero Arévalo el único que manifestó su desacuerdo y hartazgo, que lo llevaría a la dimisión como ministro y posterior creación del partido Unidad Andaluza. Martín Villa consiguió que la UCD se opusiera a un referéndum ya convocado, acordando la abstención para conseguir que los votos afirmativos no superaran la mayoría absoluta del total del censo provincial. La otra derecha, la de Alianza Popular de Manuel Fraga, sin dudarlo, se sumó a la UCD, con armas y bagaje. El Gobierno de Suarez usó todos los recursos públicos a su alcance, con una pregunta ininteligible, y un discurso desmovilizador sobre el frentepopulismo, aventura peligrosa, subidas de impuestos y centralismo. Lauren Postigo, le puso voz, con el eslogan: "Andaluz, no te dejes engañar, ¡este no es tu referéndum!" Sin embargo, la ola que nació el 4-D, siguió creciendo y el 28-F llevó a una participación del 64,2% del censo y un 55,5% de votos afirmativos en la región, con mayoría absoluta en todas las provincias excepto en Almería.
Se perdió el referéndum, pero Suárez y Fraga, la UCD y AP habían salido derrotados políticamente. La mayoría regional del sí era tan abrumadora, que no les quedó al Gobierno más camino que cambiar la legislación sobre referéndum e incluir a Almería. Después vendría la aprobación del Estatuto y las elecciones autonómicas del 23/5/1982, que otorgó 66 diputados a los socialistas y 32 a AP y UCD juntos. El pueblo andaluz había hablado. Andalucía por sí, pero consiguió generalizar el modelo en España, desde una perspectiva de igualdad y solidaridad.
Ahora, puede venir Aznar, Mariano Rajoy, Casado o incluso Moreno Bonilla, herederos de Suárez y Fraga, a hablar del 28-F y del Día de Andalucía, pero en nuestra memoria estará siempre su arrogancia y su incapacidad de reconocerle entonces al pueblo andaluz sus derechos históricos como nacionalidad.
También te puede interesar
La tribuna
Un dilema difícil
La tribuna
Otoño caliente
La tribuna
Financiación y Estatuto de Autonomía
La tribuna
Filias y fobias turísticas
Lo último