Tribuna

josé ignacio castillo Manzano

Catedrático de la Universidad de Sevilla

¿'White flight' en la universidad pública?

El vuelo de los blancos implica la huida de la clase social preponderante de un sistema educativo público, al aumentar el número de ciudadanos de rentas bajas que acceden

¿'White flight' en la universidad pública? ¿'White flight' en la universidad pública?

¿'White flight' en la universidad pública? / rosell

En España, especialmente tras la abolición de la mili, la universidad pública ha sido el principal espacio de convivencia entre personas de diferentes extractos sociales, favoreciendo la necesaria acumulación de capital social, entendido como red de relaciones ciudadanas con las que sostener nuestras instituciones. En ellas se formaron nuestros dirigentes. De hecho, los alumnos de la pública han compartido aulas con los siete presidentes de Gobierno y los dos jefes de Estado de la democracia.

Como las farmacias, muchas universidades públicas han actuado como verdaderos oligopolios provinciales para captar su alumnado. Pero, si la pública cercana no generaba suficiente confianza en las élites locales, éstas mandaban a sus vástagos a otras provincias, generalmente sin salir del sistema público.

Esta dinámica se está rompiendo. La multiplicación de las universidades privadas ofrece una alternativa de elección. De hecho, a similar calidad percibida entre ambas categorías de universidad, elegir la privada podría ser la opción que maximiza el éxito futuro de la progenie. Cómo demostró la socióloga Judith Rich Harris, la limitada influencia directa de los padres en la educación, más allá de la genética, se compensa por el alto impacto de compañeros y amigos. Tesis corroborada recientemente por el economista Raj Chetty, que, con 70 millones de perfiles de Facebook, demuestra que el éxito profesional está correlacionado positivamente con el nivel de renta de los compañeros de pupitre.

A similar calidad percibida, el futuro del sistema universitario podría ser la situación actual de la educación preuniversitaria, con una definida segregación económica entre la pública y la concertada/privada. Un ejemplo más de lo que se conoce como white flight, el vuelo de los blancos, que implica la huida del grupo social preponderante, con rentas medias y altas, de un sistema educativo público, al incrementarse el número de ciudadanos de rentas bajas que acceden al mismo, incluyendo inmigrantes y personas de la etnia no dominante. Concepto acuñado para describir la salida de familias blancas estadounidenses de las escuelas públicas tras el final de la segregación racial. Si esta tendencia prevalece, las universidades privadas serán el caladero de referencia en el que multinacionales y empresas del Íbex reclutarán a sus ejecutivos, alimentando un círculo virtuoso para las privadas.

Esta predicción se dificultaría frenando la proliferación de las privadas. Opción cuestionable para un país cuyo gasto en I+D sobre el PIB es significativamente inferior a la media de la OCDE. Una estrategia más recomendable sería evitar que se cumpla el supuesto de partida, "a similar calidad percibida". La sociedad debe ver a la pública como de mejor calidad, ya que el empate induciría al white flight. Para lo que son necesarios evaluadores internacionalmente aceptados, como el Ranking Académico de las Universidades del Mundo (ARWU por sus siglas en inglés), más conocido como el Ranking de Shanghái. ARWU se basa en criterios de producción científica, donde el mayor peso del presupuesto de I+D público español frente al privado, favorece a las universidades públicas.

Para prevenir el white flight, se debería volver a intentar mejorar el posicionamiento de las universidades públicas en ARWU, evitando soluciones parciales, como los fallidos Campus de Excelencia Internacional. Se necesita más financiación, pero también una reforma de los sistemas de incentivos, desde los criterios de financiación, hasta los que definen la carrera académica, así como optimizar la gobernanza, minimizando la asfixiante burocracia universitaria, certero ejemplo de lo que el antropólogo David Graeber nominó bullshit jobs. Evitemos traducirlo.

Cambios que habría que mantener a largo plazo, ya que la ciencia es un cultivo de maduración tardía. Ello exigiría un acuerdo previo de los dos grandes partidos, que evite la tradicional dinámica patria de contra-reforma educativa, tras cambiar el color del gobierno, que contribuyó al declive de los Campus de Excelencia.

El objetivo de escalar en ARWU lleva implícito un proyecto de país o región. Supone incrementar la internacionalización de la investigación, multiplicando su cantidad y calidad, superando la desafortunada retórica del que "inventen ellos" de Unamuno. Todo genio tiene un mal día.

Mientras se debate la Ley de Universidades, ahora en el Senado, confortables aviones privados ya están en pista esperando a sus pudientes pasajeros.

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