Semana Santa

A la memoria de un grande

  • Lleno absoluto en Santiago para vivir un emotivo homenaje a ‘El Guapo’, en un acto donde las saetas y la oratoria rayaron a gran altura

El hijo de Juan Romero, recogiendo el cartel de recuerdo.

El hijo de Juan Romero, recogiendo el cartel de recuerdo. / Cátedra de Flamencología

Con gran expectación y lleno absoluto, la Iglesia de Santiago fue testigo el pasado viernes del homenaje-memorial que la Cátedra de Flamencología, la peña Tío José de Paula y las tres hermandades del barrio, rindieron a Juan Romero Pantoja ‘El Guapo’, todo un emblema de la saeta jerezana.

El acto, que contó con la presencia del teniente de alcaldesa de dinamización cultural, Francisco Camas, y la representación de las hermandades del Prendimiento, Buena Muerte y Sacramental y de buena parte de la familia del saetero mayor, lo abrió Fran Pereira, presidente de la Cátedra quien, tras agradecer el respaldo de todas las entidades y personas que han hecho posible esta iniciativa, rescató unos versos de Juan de la Plata dedicados en su día a ‘El Guapo’ y excusó la ausencia de Romerito, que no pudo asistir debido a un problema de salud.

El delegado de Cultura, junto a participantes y organizadores. El delegado de Cultura, junto a participantes y organizadores.

El delegado de Cultura, junto a participantes y organizadores. / Cátedra de Flamencología

Le siguió Juan Salido Freyre, que ofreció una semblanza exquisita con esa naturalidad y sapiencia que dan los años de experiencia. El vicepresidente de Artes de la Real Academia de San Dionisio destacó de él su “impagable maestría” a la hora de abordar la saeta, aunque también le describió como “un gran dominador del cante por tonás, seguiriyas, soleares, fandangos, y para el baile, alegrías, caracoles, bulerías y hasta la caña”.

Juan Salido, durante su intervención. Juan Salido, durante su intervención.

Juan Salido, durante su intervención. / Cátedra de Flamencología

Con un tono en el que se desprendía sobre todo cariño y respeto, Salido continuó su recorrido por la trayectoria del cantaor acordándose de alguna que otra anécdota particular con él, destacando su saeta como “lascerante porque no sólo expresa dolor sino que produce un intenso sufrimiento”.

Joaquín 'El Zambo', en un momento de la noche. Joaquín 'El Zambo', en un momento de la noche.

Joaquín 'El Zambo', en un momento de la noche. / Cátedra de Flamencología

“Grande Juan Romero Pantoja, gitano cabal, grande como cantaor y grande como persona”, finalizó.La prosa se volvió cante, gracias a las voces de Eva del Cristo y Manuel Fernández ‘El Borrico’, visiblemente emocionado, con dos saetas hechas desde el corazón y ante el precioso altar que presidían las imágenes de Jesús del Prendimiento, María Santísima del Desamparo y el Apóstol San Pedro.

Eva del Cristo. Eva del Cristo.

Eva del Cristo. / Cátedra de Flamencología

Sonó entonces ‘La misión’, aquel histórico tema de Ennio Morricone, que sirvió de soporte a José Gallardo Quirós para abrumar con su poesía. Fue uno de los momentos de la noche, pues de la infinita creatividad del jerezano surgieron detalles y destellos que encandilaron a un público completamente entregado a su pluma.

José Gallardo Quirós, en un momento del homenaje. José Gallardo Quirós, en un momento del homenaje.

José Gallardo Quirós, en un momento del homenaje. / Cátedra de Flamencología

“Juan Romero Pantoja aquella noche elegante y con un pañuelo blanco en la mano, derrumbaba los muros de Jericó con la aguda y metálica piqueta de su voz hiriente, pero dulce y redonda como una toronja”, describió Gallardo en uno de sus pasajes a ‘El Guapo’.

Ángel Vargas, en un instante de su saeta. Ángel Vargas, en un instante de su saeta.

Ángel Vargas, en un instante de su saeta. / Cátedra de Flamencología

El último arrebato llegó de nuevo en forma de cante, esta vez con Joaquín ‘El Zambo’, doliente como siempre, y Ángel Vargas, un maestro en la saeta que preparó para la ocasión una letra especial, todo un lujo.

El Borrico, emocionado, mira al cielo. El Borrico, emocionado, mira al cielo.

El Borrico, emocionado, mira al cielo. / Cátedra de Flamencología

La velada se cerró con el agradecimiento de ‘El Borrico’ “a todos los que han hecho posible que hoy cumpla un sueño y acabe con una deuda de sangre”, explicó antes de romper a llorar; con la entrega de un recuerdo a la familia de ‘El Guapo’, representada por su hijo Luis, y un fin de fiesta con el propio Juan como protagonista gracias a una saeta grabada con la que se cerró, en medio de un caluroso aplauso, el recuerdo a uno de los grandes de la Semana Santa de Jerez.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios