Los reyes de la iatrogenia

Estudio sobre fallos con medicamentos en España

Analgésicos como el paracetamol e inhibidores como el omeprazol, fármacos de uso hospitalario con mayor prevalencia de errores en la prescripción

El estudio ha analizado, por grupos, los medicamentos más utilizados en el ámbito hospitalario.
El estudio ha analizado, por grupos, los medicamentos más utilizados en el ámbito hospitalario. / Archivo
Ramiro Navarro

07 de abril 2019 - 15:00

En un entorno medicalizado y con un gasto farmacéutico creciente y, generalmente, difícil de controlar, es importante saber qué se hace bien, buscar la excelencia y hacer evaluaciones en aras de los resultados en salud. Pero también es muy importante sabe qué se hace mal. Históricamente, los errores de medicación han sido señalados en diversos estudios como el evento adverso más frecuente de la atención sanitaria. La mayoría de los estudios sobre errores de medicación se centran sólo en hallar prevalencias globales por pacientes, por fases del proceso o según un determinado grupo de fármacos, por lo que se da una visión parcial. Un nuevo estudio de investigación impulsado desde el Hospital Universitario Severo Ochoa, en Madrid, y en el que ha colaborado la Universidad de Granada, ha querido analizar y comparar la prevalencia de errores en prescripción, transcripción y administración y sus repercusiones clínicas en los principales grupos farmacológicos. Así, estudiaron 5.578 fármacos prescritos, aunque se observó sólo la administración de 1.879 dosis. Se encontraron un total de 117 grupos farmacológicos, donde el 50,1% (2795) de las prescripciones pertenecían sólo a 9 tipos.

Este estudio ha sido coordinado por Ana Belén Jiménez, del Servicio de Medicina Preventiva del Hospital Universitario Severo Ochoa y publicado en la Revista Española de Salud Pública. Según las conclusiones del mismo, los fármacos considerados clásicamente como de alto riesgo presentaron menos errores (Heparinas, Corticoides), pero más graves. Estos medicamentos requieren especial atención por la gravedad de los errores que originan aunque no sean los errores más habituales. De hecho, los fármacos con mayor prevalencia de errores fueron los analgésicos, concretamente el paracetamol, y los Inhibidores de la Bomba de Protones, pero tuvieron una menor repercusión clínica.

Concretamente, la prevalencia de errores de prescripción global fue de 4,79%, de trascripción de 14,61% y de administración 9,32%. Por grupos, las heparinas tuvieron una menor prevalencia de errores en la fase de prescrip- ción y en la de transcripción. Los investigadores constatan un mayor número de errores en transcripción de los analgésicos como el paracetamol y el metamizol, y de los laxantes, y una prevalencia de errores en administración superior al resto en analgésicos como el paracetamol y en los inhibidores de la bomba de protones. Las repercusiones clínicas de los errores de medicación en la fase de prescripción fueron parecidas entre grupos farmacológicos. En trascripción heparinas y corticoides presentaron errores más graves, mientras que en la administración fueron los Iecas y las estatinas.

Respecto a la utilidad de este trabajo científico los autores creen que “un aspecto que se puede derivar del presente trabajo es que se requieren estrategias para fármacos considerados menos importantes en términos de sus posibles efectos secundarios como los inhibidores de la bomba de protones, el paracetamol o el metamizol, ya que han sido los fármacos que han acumulado más errores de trascripción y de administración”. En este sentido añaden que hace falta “una ardua tarea de formación en cultura en seguridad del paciente en general, y en el uso adecuado de la medicación en particular, siguiendo con la elaboración e implementación de protocolos, sistemas de doble chequeo, uso de nuevas tecnologías para la prescripción”.

El citado estudio ha analizado los posibles errores existentes en cada uno de las tres fases de la medicación: la prescripción, la transcripción y la administración. El proceso comienza la selección por parte de un facultativo del fármaco más adecuado para el problema médico y el hecho de plasmar en el formato del que se disponga (papel o electrónico) el fármaco seleccionado, la dosis, la vía y la frecuencia de administración. Una vez realizada, es frecuente que el personal de enfermería lo trascriba en hojas de la historia clínica. Por otro lado el Servicio de Farmacia debe dispensar la medicación prescrita y el final del proceso es el momento de la administración del mismo.

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