Semana Santa 2019

La elegancia, esencia cofrade en el Polígono

  • La Virgen de Salud y Esperanza lució cedida la corona de la Virgen del Sagrado Corazón

  • Amplio y espléndido cortejo en todo el recorrido

Imágenes del Martes Santo

Imágenes del Martes Santo / Vanesa Lobo

San Benito y el Polígono se revistieron ayer con sus mejores galas cofradieras para recibir en sus calles al Señor de la Clemencia y a María de Salud y Esperanza, que en este 2019 reeditan su grandiosidad, su estricta formación de cola blanca y cera alzada de los casi 230 nazarenos que pusieron ayer en la calle y un impresionante grupo de pequeños monaguillos -la cantera- de casi un centenar de niños y niñas con cestitas llenas de chucherías, sonando campanitas o con pequeñas velas y formado el natural alboroto. Bendito trabajo el de los paveros.

Pero en esta del Polígono, el ímpetu costalero es importante. Los dos pasos han igualado a algo más de 200, sin olvidar los integrantes de la sección musical de la cofradía, con una banda de 98 músicos, que son hermanos. La formación, como novedad, hizo el recorrido completo con nuevos y elegantes uniformes. Hasta 2018 hacía la mitad para, tras dejar la Catedral, retomar el acompañamiento otra banda. Sonó bien -evidentemente no son Los Gitanos-, es cuestión de tiempo y ensayo. A la salida, el sol deslumbraba a la muchedumbre que se reunió en las puertas de salida del templo. La tarde, algo fresca y ventosa. Pese a todo allí estaba la gente que ha sido fiel a esta hermandad desde que empezó a dar sus primeros pasos en Sábado de Pasión hasta la consolidación ejemplar por ser la primera de las ‘nuevas’ en entrar en la Carrera Oficial. Siempre andando de frente, es la norma en el misterio, que acorta o alarga el paso al compás que manda la música, siempre con elegancia. El cortejo fue precioso y ordenado. Así se le pudo ver en cualquier momento del recorrido.

Y cerrando la joya en la que va la inspiradora imagen de Salud y Esperanza, un paso de palio que sigue admirando pese a lo mucho que le falta para estar terminado. Pero verlo venir con todo el frontal terminado, este año incluso el respiradero delantero con broches de joyería, nos hace adivinar con gran certeza lo que será cuando esté completo. Seguirán haciéndolo con calma para que la obra final sea insuperable.

Salud y Esperanza, que iba preciosa de flores, salió ayer con la corona de plata y oro que portó en su bendición, el 8 de diciembre, la imagen titular de las Hijas del Sagrado Corazón. La ha cedido en un gesto que pone de manifiesto la unión existente entre la Orden de religiosas y la propia hermandad, que son casi vecinos. Una gargantilla de perlas cultivadas y un rosario de oro y ágatas lució ayer la Dolorosa de San Benito como ofrendas de devotos.

Así camina San Benito por su propia senda cofrade, la misma que inspiró los principios de una gran hermandad que crece con solvencia gracias al trabajo constante a golpes de corazón y devoción.

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