Cofrades de arte

Contigo y sin ti

 LA Semana llega a su final. Una exposición permanente de arte ha salido a las calles para contemplar un ejercicio artístico que encierra un organigrama donde se pone de manifiesto las infinitas manifestaciones de una estética amplia, variada y con exigentes postulados, así como – no podemos volver la cara ante lo que es una objetividad, aunque la ceguera cofradiera existente no lo quiera admitir – bastantes burdas realizaciones que sonrojaría en otras circunstancias. Las grandes, la bellas, las sublimes, las eternas son bien patentes y están en el imaginario de todo. Pero, al mismo tiempo, existen muchos desajustes, muchas esquivas manifestaciones a contracorriente, muchas tonterías planteadas por pobres abanderados de la nada, muchas modas efímeras generadas por absurdos pontífices de miopía galopante y excesivas ansias de protagonismo, muchas herencias de sensatas posiciones que se han visto truncadas por la insensatez de los que se han considerado sus sabios transmisores, muchos insustanciales simplismos que se manifiestan de respiraderos para bajo, mucho medalleo de medallistas perdidos, muchas creencias sin creer en nada, mucho artificio de vacía cohetería, mucho proselitismo con fines poco edificantes y objetivos interesados en posiciones superfluas y, además, con un clero desapegado y viendo los toros desde una barrera muy distante, segura y perdiendo la oportunidad de poder encauzar adecuadamente la situación. Todo esto manifestado en actuaciones sonrojantes  que hacen desconfiar en un futuro al que las modas pueden imponer su mediata potestad y acabar por el cansancio de los que nunca lo han tenido demasiado claro.

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