Diario de Pasión

La crónica del Sábado de Pasión: La Entrega vuelve a enamorar a Jerez

La hermandad de la Entrega, en calle Larga revirando hacia la Alameda del Banco.

La hermandad de la Entrega, en calle Larga revirando hacia la Alameda del Banco. / Miguel Ángel González

Llegó la jornada previa a la Semana Santa con el Sábado de Pasión. Jornada que siempre fue de ‘fogueo’ donde las hermandades en ciernes se placeaban antes de dar el salto definitivo a la carrera oficial de Jerez.

Una jornada que, desde el mismo Obispado, se ha querido ir sofocando, teniendo que ubicar a las hermandades de este día de ilusiones en los días de la Semana Mayor. En esta jornada queda, por un lado, la Entrega de Guadalcacín —no se sabe pero se intuye que será pronto destinada a la nómina de hermandades de carrera oficial—, la Humildad de Barbadillo y el Cautivo de El Portal. Y esta jornada de 2023, con una cita muy importante como es el Vía Crucis con el Santo Crucifijo de la Salud que salió a las calles de San Miguel con motivo de los 450 años de la fundación de la cofradía de la Madrugada.

El sol campó en todo lo alto durante la totalidad de la jornada. Día de sol y de temperatura agradable. Ese fue el marco donde se desarrollaron estos previos a la Semana Santa jerezana. Veinte minutos pasado el mediodía, la cofradía de Guadalcacín volvía a sacar su cruz de guía y ponía su proa en dirección al corazón de la ciudad. Así comenzaba toda una odisea con un compacto paso de misterio que quince minutos más tarde asomaba las maniguetas a la calles de la entidad local.

Un nutrido cortejo de nazarenos —han crecido en número de hermanos dispuestos a acompañar al Señor— salía con las fuerzas renovabas y las ilusiones en todo lo alto. Destacar, entre los estrenos que sacaron a la calles estos cofrades de Guadalcacín, el libro de reglas muy repujado que ha salido del taller de Ildefonso Oñate, junto con las varas de la junta de gobierno. Así, con los sones de la banda de cornetas y tambores ‘Fe y Consuelo’ de Martos, comenzaba el gesto de valentía al venir hasta Jerez. Catorce horas de vuelo sobre los hombros de los costaleros del Señor y 14 horas para iluminar y anunciar la garra guadalquecileña de la Entrega.

Durante muchos pasajes de su estación de penitencia hubo aplausos de ánimo y así fue como en pocas horas llegaba la hermandad al corazón de Jerez. Su llegada a Santo Domingo fue la reafirmación de que querer es poder y su paso por la Tornería todo una expectación por gran parte de los cofrades jerezanos.

Nazarenos de la Entrega, por la avenida San José Obrero. Nazarenos de la Entrega, por la avenida San José Obrero.

Nazarenos de la Entrega, por la avenida San José Obrero. / Miguel Ángel González

En San Marcos, esperaba la representación de la Sagrada Cena, que durante todo el camino de ida tuvo una presencia por medio de una presidencia de nazarenos rojiblancos. Las preces de rigor y la misión que había sido cumplida un año más. Era el momento en el que la banda de cornetas y tambores del Rosario de Cádiz soplaba con esa fuerza característica. Y la vuelta de nuevo a Rafael Rivero para hacerse presente en la alameda de Cristina y San Juan de Letrán, lugar donde el pasado año hacían su estación de penitencia. En el Mamelón, la pregonera de la Entrega de este año, Susana Esther Merino, llamaba al paso dirigido por Tomás Sampalo.

Un largo camino les restaba y sobre las 2.30 horas estaba prevista su llegada a la parroquia de San Enrique y Santa Teresa. Entre saetas como la cantada por José María Núñez en las Torres de Córdoba y una llegada cansada pero gratificante. Un año más fue la misión más que cumplida. 

Santo Crucifijo

El Santo Crucifijo de la Salud, en unas andas cedidas por la hermandad de Montserrat. El Santo Crucifijo de la Salud, en unas andas cedidas por la hermandad de Montserrat.

El Santo Crucifijo de la Salud, en unas andas cedidas por la hermandad de Montserrat. / Miguel Ángel González

La hermandad del Santo Crucifijo de la Salud también salía en la tarde de ayer en un Vía Crucis extraordinario con motivo de sus cuatro siglos y medio de existencia. La magnífica imagen que tallara José de Arce ofrecía una estampa única. Con los últimos rayos de sol ofreciéndose sobre su elegante cuerpo. El Señor iba enhiesto en unas andas perfectamente decoradas con astromedias moradas, erigium o crisantemos. Una maravilla que merece ser mencionada en esta crónica en un contraste con la tónica de la jornada donde el sabor a barrio y a cornetas tuvo su contrapunto con el clasicismo y la tradición de una cofradía como la del Santo Crucifijo de la Salud en un acto piadoso que ya se puede catalogar como histórico y único.

Por último hacer mención a la salida de la Humildad de Barbadillo que fue hasta la parroquia de Las Viñas, una agrupación que estrenaba su libro de reglas y el guion corporativo. Una imagen del Señor despojado que en la zona del Olivar de Olivero cada año va tomando más fervor y devoción. Lo mismo que ocurría con el Cautivo de El Portal que minutos más tarde de las seis de la tarde se paseaba por las calles de la conocida barriada jerezana.

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