Culminados los candelabros del Cristo del Perdón

La hermandad del Cristo del Perdón estrenará este año un viejo sueño que un número de hermanos tenían para su misterio como era el remate del mismo con candelabros de guardabrisa. Desde el año 1992 que se estrenara el nuevo paso con la talla de Antonio Martín, la imagen que tallara Pinto Berraquero iba flanqueado por cuatros hachones.

Fue en el año 2014 cuando el Cristo del Perdón volvió desde su origen -la parroquia de Santa Ana- hasta su sede actual en la ermita de Guía con los candelabros de guardabrisas que los hermanos de la Candelaria cedieron para esta procesión extraordinaria con motivo del cincuentenario de la hermandad. Eva Castañeda, hermana mayor de la corporación, afirma que "sí que pudo ser determinante, pero en la hermandad siempre hubo un grupo de hermanos que pensaba que los candelabros le iban mucho mejor al misterio. Aquella procesión sirvió para ese resto se convencieran de que el paso quedaba mucho más completo con esta modificación".

En el verano del pasado año, el cabildo de hermanos se reunió y dio luz verde a los candelabros. Una obra que fue encargada al tallista onubense Álvaro Berrocal. "Lo primero que hizo el tallista fue acercarse a la hermandad para ver el canasto de manera que su obra no rompiera la magnífico paso que Antonio Martín hizo para la cofradía", sostiene Castañeda. A partir de ahí, comenzaron los trabajos que se han visto ya culminados con la factura de cuatro candelabros que irán en las esquinas del misterio del Santísimo Cristo. "Para el año que viene, tendremos los candelabros que irán en los laterales del paso", afirma la hermana mayor.

Además, este año el paso estrena los seis apóstoles que van en las distintas capillas del canasto. Un conjunto del que ya el pasado año se pudieron ver seis y que ahora se cumplimenta con el resto. "Era lo que faltaba al paso y hemos ido haciéndolos durante estos dos años", afirma Eva Castañeda. Estos Apóstoles son obra de la imaginera sevillana Lourdes Hernández. Por tanto se trata de una parte ya culminada de este paso de caoba que sostiene a uno de los crucificados más singulares de la Semana Santa de Jerez. Una magnífica obra llevada a cabo por el jerezano Francisco Pinto Berraquero.