Rocío 2022

Despedida rociera a lo grande en Villamanrique de la Condesa

  • La Primera y Más Antigua del Rocío recibió a las hermandades que, de vuelta, pasan por la población manriqueña

Despedida rociera a lo grande en Villamanrique de la Condesa

Casi tres años sin uno de los ejes vertebrales que forma parte del Rocío más auténtico. Casi tres años sin romería y sin pasar por la muy rociera población de Villamanrique de la Condesa donde está la hermandad que más títulos atesora por méritos propios. Imperial, Real, Fervorosa o Ilustre son alguno de estos títulos que forman parte del título de la corporación. Pero el que los manriqueños llevan con gran honor es el de ser la Primera y Más Antigua hermandad del Rocío. Ahí es nada. Por eso, el paso por Villamanrique no es cualquier cosa para cualquier rociero que se precie. Es como la antesala para llegar a las plantas de la mismísima Blanca Paloma cuando se va de ida y el adiós definitivo hasta el próximo año cuando las carretas van de vuelta.

La tradición marca que de camino a la aldea rociera las más de sesenta hermandades que hacen el camino procedentes del Quema en dirección a la Raya hagan su presentación ante el Simpecado de Villamanrique. Las carretas pasan por delante de la fachada principal de la parroquia de la Magdalena y es en este importante punto donde se produce el encuentro con la Primera y Muy Antigua. Las carretas suben los siete escalones que les conduce hasta la puerta para dejar el Simpecado de la hermandad visitante ante el atrio de la iglesia.

La vuelta es distinta. El cansancio acumulado, la romería, el camino y hasta el calor hacen que las carretas, junto a los charres y los jinetes, lleguen cargados de esa bendito polvo del camino. La expectación es grande a pesar de la melancolía que siempre deja el adiós a la romería. Pero todo es muy campero, muy elegante y muy rociero. El pasado miércoles dos grandes hermandades, ahijadas de la de Villamanrique, Sevilla el Salvador y Triana, pisaban la población sevillana de vuelta y cumplimentan ante el Simpecado manriqueño. Se canta la Salve y siempre hay una sevillana sentida que se lanza al aire claro de la mañana. Fue un día caluroso y angosto. Además d de las mencionadas, pasaron por la tierra manriqueña las hermandades de Santiponce, Huévar del Aljarafe, Camas, Benacazón, Bormujos y Marbella.

Triana

Si todas ellas tienen su sentido momento ante la puerta que da a la plaza del Rocío, Triana fue algo muy especial. Singular y distinto por las peculiaridades de este barrio al otro lado del río a su paso por Sevilla. Mucha caballería como mandan los cánones más rocieros. Todo tipo de charres enganchados a los mulos y carretas trianeras con los clásicos bueyes. La llegada del Simpecado de Triana fue una explosión de júbilo trianero y manriqueño. Frente al Simpecado la carreta y la junta de gobierno de la Primera y Muy Antigua recibiendo a los rocieros de Triana.

Una vez cantada la salve, la hermandad, como es tradicional, pasó justo atrás de la iglesia para visitar el Palacio de los  Infantes de Orleans y Borbón. Relación enraizada en la hermandad de Triana con miembros de la real familia que se cumplimentaba, según la tradición, con un buen desayuno que se despachaba a los romeros. Muchos fueron los trianeros que entraron en el patio trasero de la señorial casa para presentar también en el lugar a la carreta con el Simpecado.

En definitiva fue una jornada de sentimiento rociero. Por el interior de esa zona que delimita Sevilla con Huelva. Una zona de marismas, de rica tierra y de buenas gentes. Un lugar privilegiado donde permanece y se siente próxima esa devoción a la Virgen del Rocío.

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