El Rocio 2022

Jerez volvió a las ansiadas arenas del Coto

El Simpecado de la Hermandad del Rocío de Jerez, por las arenas del Coto.

El Simpecado de la Hermandad del Rocío de Jerez, por las arenas del Coto. / Manuel Aranda

Marismillas. Doce de la noche. Todavía quedaba tracción mecánica por llegar para la pernocta. La jornada del miércoles ha sido tan dura que no ha dado tiempo de llegar a Marismillas. Qué complicado es que todo salga tal y como estaba previsto. Dos años de sin peregrinación han pasado factura. Nadie ni nada son responsables. Hay que estar bajo la sombra de un pino para entender que el Rocío no es una multinacional que tiene que ajustar sus números de resultados. Y que todo tiene que ser tal y como esta previsto. Esto es una romería.

Finalmente, todos durmieron en Palacio. Un paraje natural que está a las orillas de Marismillas. Nadie faltó. Los tiempos y los ritmos son de la Blanca Paloma, que Ella sabe distribuir a su antojo.

Llegó la mañana y a las diez y media comenzaba la misa que estaba presidida por don José Rico Pavés, obispo de Asidonia-Jerez. Se aprovechó la celebración litúrgica en medio del Coto de Doñana para bendecir la imagen venera de la carreta, obra de Toni García Falla que lo ha bordado representando a la Virgen de Consolación. A partir de ahora va a ir en el frontal de la carreta del Simpecado, santo y seña de la hermandad de Jerez.

Caballistas rodeaban la antesala de Marismillas cuando se celebraba la eucaristía. Y la carreta de Jerez, tras la salida de El Puerto de Santa María, tomaba el rumbo camino de la ‘roás’ para internarse en el Coto de Doñana.

Todo estaba previsto para el rezo del Ángelus a pocos metros de Marismillas. Y hasta allí llegó la carreta de Jerez. Mientras, siendo un clásico del Rocío, estaba la carreta de Pepe Esteve. Y en la carreta, Marisa Azcárate, de Kazen Hoteles, con sus invitados. Mari Paz Astorga, la señora del ganadero Ricardo Gallardo de Fuente Ymvbro, que estaba sin la presencia de su marido porque la ganadería lidiaba este jueves, en Madrid. Mari Paz le dijo al cronista que todo era y es por la Virgen. Más de cincuenta años acompañando a la carreta de Jerez. Ahí es nada. Sabe de lo que habla. En la carriola de Esteve estaban invitados María José Cuervas y José María García Quilés, abogado reconocido de Sevilla que además ha sido rey Melchor en la cabalgata de la capital hispalense; Bombi, que es restaurador más puntero de Santander en el restaurante más visitado de la capital de Cantabria, y Ángel Rivera junto a su pareja, Patricia Carretero, que ha recuperado una de las grandes casas de la calle Porvera para recuperarla como un activo para el patrimonio de la ciudad de Jerez. Pepa Gea, periodista de Onda Cero, y el economista Carlos Fruhbeck con su señora. La carriola de los Esteve es un clásico cuando el Simpecado sale de Marismillas.

A unos metros, junto a la carreta del Rocio, Jesús Rubiales, con su venencia y su tonel gratificando a todos los romeros. Más de mil copas dieron desinteresadamente bajo la sombra de un pino.

Allí se paraba la carreta de Jerez para el Ángelus. Con unos cientos cincuenta caballos alrededor del Simpecado. A partir de ahí, y tras el rezo del mediodía, la hermandad reanudaba el camino por las ‘roás’. Pocos metros más allá paraba para la comida la hermandad de Jerez. Concretamente en la zona del Navazo de las Pajas. Y el Rincón del Peregrino, que es un clásico en el camino de Jerez.

Continuando la marcha la hermandad de Jerez fue buscando la casa del guarda del Cerro del Trigo donde pernoctó para pesar la noche y así acometer la dura jornada del viernes donde quedará Jerez a las puertas de la aldea de Rocío. Ella todo lo puede. La ‘roás’ están siendo tan duras que hasta el vehículo del Diario se quedó enterrado. Poco tiempo. Y es que parece que las arenas se han desacostumbrado a que cada año, por el mes de junio, los romeros pasen por el Coto.

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