Cofradías

Paco Zurita le trasladó a Cristo cómo Jerez celebra su Semana Santa

Paco Zurita, durante el pregón.

Paco Zurita, durante el pregón. / Manuel Aranda

Domingo de Pasión y pasados unos diez minutos del mediodía la Banda Municipal de Jerez arrancaba con los tenues acordes de ‘Mater Desolata’, compuesta por don Germán Álvarez Beigbeder. Era el momento del arranque del pregón de la Semana Santa de Jerez de 2023 que Francisco Zurita Martín iba a desgranar en tan solo unos minutos.

Se abría el telón y ‘Estrella Sublime’ como un guiño al año de la Coronación Canónica de la Virgen de la Estrella. El rito y la liturgia volvían de nuevo a una semana de distancia de los días grandes donde la ciudad celebra los misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor. Ya en la normalidad total. Atrás quedaron los años de la pandemia y de las restricciones. Así que todo fluía en un rotundo “como decíamos ayer…”.

Tras la presentación enmarcada que Juan Manuel Zurita Bocarando, hijo del pregonero, hizo, quizá muy precipitada en su lectura, y sin abrazos de entrega del testigo, sonaba ‘Soleá dame la Mano’ como preámbulo al pregón.

Paco Zurita, una vez colocado tras el atril de las Cinco Llagas, fue desgranando toda su Semana Santa. La que él ha vivido y con las personas que le han marcado en las cofradías. Fue, por tanto, un pregón muy vivencial donde hubo una mirada del pregonero a todo aquello que le recuerda a las cofradías. En algunos momentos también intimista. Hay que destacar que la obra que expuso el pregonero estaba muy bien labrada. Las décimas encadenadas comenzaron a deslizarse por el patio de butacas como si fueran un campo de plumas que se desvanecían lentamente. Levemente, con ritmo firme y con las asonancias perfectamente estructuradas. Un pregón para tenerlo en papel y disfrutarlo por la pulcritud a la hora de cumplir con las reglas de la métrica. Y eso se notó en cada rincón de su intervención.

Se trataba de tener un diálogo con el Señor. Pausado pero firme al mismo tiempo. Donde el pregonero iba trasladándole al gran protagonista de la Semana Santa sus inquietudes mientras abría el telón imaginario de la Pasión del Señor según Jerez. Un Jerez que vive estos misterios con fe y pasión. Y eso lo supo hacer perfectamente. Llevando como hilo conductor los acontecimientos acaecidos hace dos mil años, arrancó con una visión de la Borriquita cuando cruza la plaza Rivero y finiquitó con la muerte del Señor.

Entre medias, hubo interesantes intervenciones arrancando con la Palabra, que era Dios, y que es también el comienzo del Evangelio de San Juan. Y así, desde la Sagrada Cena, recordando a los hermanos de San Juan de Dios, hasta el final con todo un recorrido por los magníficos crucificados que Jerez presume de sacar a las calles en los días de Semana Santa.

El pregonero, junto a su hijo Mamen Sánchez, José Manuel García y monseñor Rico Pavés. El pregonero, junto a su hijo Mamen Sánchez, José Manuel García y monseñor Rico Pavés.

El pregonero, junto a su hijo Mamen Sánchez, José Manuel García y monseñor Rico Pavés. / Manuel Aranda

Pero también fue un pregón muy evocador. Los versos de Zurita desprendían un aroma a otros tiempos. Semanas santas de los años ochenta parecían palpitar, en distintos pasajes, a quienes la vivieron y la recuerdan. Especial hincapié cuando no puso impedimento alguno para hacer presentes a cofrades de aquellos tiempos. Y así fue como salió a relucir insignes como José Alfonso Reimóndez ‘Lete’, Diego Romero Fabieri, pregonero gráfico de nuestra Semana Mayor, Manuel Olmedo ‘El Papi’ o la saga de los ‘Gorriones’, por cierto con unos versos dedicados a los costaleros que fueron muy aplaudidos.

Evocación en el milagro de un niño enfermo en la calle Naranjas y su sanación al paso de la Amargura. Recuerdo muy entrañable a Antonio Gallardo Molina al que quiso recordar subrayando sus “décimas encantadoras de una gran belleza”. Un recuerdo para su padre Santiago Zurita, Pepe Castaño Rubiales o Andrés Cañadas Machado. Y hasta unas décimas para los castizos vendedores de garrapiñadas y almendras en la tarde del Miércoles Santo. Un pasaje que bien podía haber finiquitado con un guiño simpático al ser algo tan pintoresco y casi de otros tiempos. Aquello se prestaba a la sonrisa y aflojar la tensión en el público entre los capítulos de sus trabajados versos.

Fue un pregón de carne, como predijo el mismo Zurita en la entrevista concedida a este medio. Donde los varales estuvieron en un segundo plano para sacar a flote a las personas. De ahí el recuerdo a ‘Nono’ Merino que nos dejó un Viernes Santo de Madrugada cuando acababa de ponerse la túnica del Santo Crucifijo o la vivencia de una chiquilla que nació prematura y que, gracias a la oración a María Santísima del Valle, pudo sanar cuando los médicos ofrecían pocas esperanzas. La pequeña, llamada Valle, salió al escenario y depositó un ramo con doce rosas blancas —la edad que tiene ella— bajo la pantalla del escenario donde se reflejaba la imagen del Valle. Fue posiblemente la mayor ovación de la tarde en el Villamarta.

También quiso tener un recuerdo para personajes entrañables de las cofradías como fueron Emilio ‘El Guardia’, Manolo ‘El del Huerto’ o un tal Fernando que durante años encendió las velas del palio del Desconsuelo, ahí es nada.

Otro momento del pregón de Paco Zurita. Otro momento del pregón de Paco Zurita.

Otro momento del pregón de Paco Zurita. / Manuel Aranda

Por otro lado fue también fue un pregón reivindicativo. Tuvo lugar una petición seria en favor de la vida y promulgó en todo momento la ayuda al necesitado que estuvo junto con la enfermedad en el fondo de su glosa. Y ahí fue cuando quiso acordarse de Luis Álvarez-Beigbeder, siempre en su balcón de la calle Merced justo en el  angostillo de Santiago. A la espera de su Señor del Prendimiento. Con un pasaje de mucho calado. Refirió Paco a su padre, Santiago Zurita, que fue hermano mayor durante años de la corporación de San Mateo. Fue voluntad del histórico de los Judíos que siempre cogiera la cofradía por esta calle para llevar al Señor de las Penas ante Luis. También muy aplaudido por el respetable que seguía cada pasaje de Paco Zurita.

En definitiva se puede afirmar que Paco pregonó la Semana Santa según Jerez porque su intervención estuvo plagada de alocuciones a la ciudad. Estuvo muy bien escrito y quiso ser muy vivencial, sin traicionarse a sí mismo. Ha sido el pregón de las vivencias, de los detalles pequeños pero importantes al mismo tiempo, y de la creencia sólida en el poder del Señor para sanar las heridas. Un pregón muy en Zurita. Un anuncio tan auténtico que solo lo pudo componer un jerezano que quiere a espuertas a un barrio tan de Jerez como es San Mateo.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios