El pasado día 29, con motivo de la festividad de San Rafael, patrón de la parroquia de Federico Mayo, tuvo lugar una eucaristía que estuvo presidida por el párroco el sacerdote Francisco Párraga y donde estuvo acompañado por la presencia de los religiosos de la Congregación de la Misión. Los Padres Paules que durante décadas estuvieron presentes en esta parroquia a través de sus comunidades de religiosos.

El colofón de la eucaristía vino con la razón de la presencia de los religiosos de San Vicente de Paúl. Y este no era otro que el comienzo de las conocidas misiones populares que los misioneros paúles han llevado a cabo como uno de sus carismas. Esta misión que tendrá lugar en la misma parroquia después de más de veinte años sin la presencia de los sacerdotes lazaristas arrancará el próximo día 17 de octubre con la celebración de una misa y una posterior puesta en común de cómo se va a llevar a cabo esta acción de apostolado. La llegada de los Padres Paúles y el anuncio de estas misiones fueron respondidas por la feligresía con un gran aplauso.

Además, el equipo fútbol senior de la Zona Sur también quiso estar presente con la ofrenda floral al Señor de la Salud. Un emotivo acto que llevó a todo el cuadro técnico y los jóvenes futbolistas a encomendarse ante las plantas de la portentosa imagen titular de la cofradía de San Rafael.

Historia

La parroquia de San Rafael se erige en mayo del 57.  Sin embargo, en aquellas fechas aún estaba en obras y no había oficios religiosos. Existe constancia, en los primeros años de la década de los sesenta, de un documento dirigido a unos misioneros de Madrid solicitándoles que visitarán "esta parroquia pobre y humilde". Eran los Padres Paúles de la conocida Congregación de la Misión. Los religiosos de San Vicente de Paúl, tras organizar una de sus misiones populares, acabaron solicitando esta humilde parroquia para asentarse con una comunidad de sacerdotes. La Congregación toma presencia en el barrio con tres miembros, entre ellos el que sería su primer párroco paúl, Rafael Hernández, y el padre Lorenzo Elosegui.

Desde hace ya algunas décadas, los religiosos paúles decidieron dejar la casa en Jerez. A partir de ese momento fueron los sacerdotes diocesanos quienes se hicieron cargo de la parroquia hasta nuestros días con la presencia de Francisco Párraga.